Y es que los seres humanos tenemos la cuestionable virtud de transformar los deseos en necesidades al igual que convertimos algo útil en algo necesario y mientras los deseos nos motivan y dan alas para hacernos mejores, las necesidades nos esclavizan, nos hacen dependientes. No es lo mismo desear perder unos kilos que hacer de ello una necesidad y caer en la anorexia, como tampoco es lo mismo beneficiarnos de la utilidad de un teléfono móvil que llegar a depender de él para sentirnos acompañados, integrados en un grupo, pero solos.
Todos los días debemos enfrentarnos a situaciones que se oponen a nuestros deseos y es importante aprender a convivir con ello. El deseo es el resultado de una emoción, el sentimiento intenso de una persona por conseguir algo, pero la necesidad es algo amenazador, un impulso imposible de controlar, satisfacerla se convierte en algo indispensable para sentirse a gusto con uno mismo. El marketing comercial es un buen ejemplo de toda esta "perversa" transformación ya que sus técnicas están orientadas a detectar, activar, estimular y provocar los deseos y transformándolos en necesidades y oportunidades de venta. Estamos en época de rebajas ¿qué deseamos? ¿qué necesitamos?
Para los budistas, el deseo es la causa de todo sufrimiento y erradicarlo es el camino hacia la felicidad. Para Aristóteles la felicidad es el justo equilibrio entre el deseo y la razón. Joaquín Sabina canta entre esos titulares imaginarios de periódicos que tiene poco que ver con la vida real: Hoy dice el periódico que ha muerto una mujer que conocí, que ha perdido en su campo el atleti y que ha amanecido nevando en parís. Que han pillado un alijo de coca, que a piscis y acuarios les toca el vinagre y la hiel. Que aprobó el parlamento europeo una ley a favor de abolir el deseo, que falló la vacuna anti sida, que un golpe de ha triunfado en la luna y movidas así.
Bueno pues que cada uno saque sus conclusiones. No es malo formular deseos, pero seamos tolerantes con nosotros mismos, no los convirtamos en necesidades, si la cosa no funciona siempre podemos darnos una segunda oportunidad. Mi deseo para este año es que nunca llegue el Parlamento Europeo a aprobar una ley contra este impulso siempre motivador que es el deseo, aunque como acertadamente afirma el célebre escritor brasileño Paulo Coelho debamos tratar de ir siempre más allá porque: La vida no está hecha de deseos y sí de los actos de cada uno.