OPINIóN
Actualizado 08/01/2015
María García

La Hepatitis C es una enfermedad infecciosa causada por un virus que afecta al hígado debido a diferentes causas y es responsable de un porcentaje muy alto de cirrosis hepática y cáncer de hígado. Afecta a unos 150 millones de personas en el mundo, muriendo cerca de 1,4 millones de afectados al año, convirtiéndose en un grave problema de salud.

Esta  enfermedad está ocupando grandes titulares en todos los medios de comunicación por los últimos avances en investigación farmacéutica  que ha dado lugar a una serie de nuevos medicamentos. Según los expertos, estos fármacos pueden curar la enfermedad en tres meses sin apenas efectos secundarios. Países como Alemania y Francia rápidamente los han incorporado a la red pública, pero en nuestro país el Gobierno del partido popular,  no asume el coste del tratamiento en el sistema público sanitario por considerar que es demasiado caro. Esto ha hecho que los pacientes afectados por esta enfermedad se hayan encerrado en el Hospital 12 de octubre como medida de presión para lograr que estos fármacos sean asumidos por nuestro sistema público, pues el excesivo coste hace imposible su adquisición para la mayoría de pacientes. El Ministerio de Sanidad, a través de un documento ambiguo, ha marcado los protocolos y pautas de distribución poniendo fuertes límites de acceso a estos nuevos medicamentos. El documento ha sido rechazado por la mayoría de los hepatólogos y está lejos de cumplir las recomendaciones de la OMS (como siempre criterios económicos y no médicos). Los tratamientos se van dando a cuenta gotas, como en una lotería o rifa a ver quién es el afortunado que resulta premiado con ese regalo tan valioso de un lote de medicamentos que pueda salvar su vida. Algunos pacientes no pueden esperar porque cuando llegue el medicamento será demasiado tarde. Hablamos de salud, vida o muerte, no de números y cifras, son pacientes con un problema de salud que por justicia y dignidad deben resolver las autoridades sanitarias lo más urgente posible.

Es indecente que los pacientes no tengan acceso a un tratamiento que pueda curar la enfermedad por razones de coste, no es justificable ni desde el punto de vista económico ni ético. Si no se facilita el tratamiento rápidamente la enfermedad seguirá avanzando y su salud agravando. Es normal que entre los afectados y el conjunto de la sociedad aumente la indignación y desesperación ante una situación de desamparo y omisión del deber de socorrer a los pacientes por parte de nuestro Gobierno, sobre todo, con la que está cayendo con los casos de corrupción en la filas del partido popular, con la cantidad de dinero  que se ha dado a la banca y los beneficios fiscales otorgados a las grandes fortunas y a los defraudadores. Que se hable de economía cuando está en juego la vida de las personas  es una indecencia. Señores, los pacientes piden justicia y les reclaman la vida. Hay muchas muertes que se pueden evitar.

La plataforma de afectados por la Hepatitis C ha anunciado que seguirán con movilizaciones  y que el 10 de enero harán una cadena humana desde el Hospital 12 de Octubre de Madrid a la Moncloa para pedir que el tratamiento llegue a todos los afectados además de otras acciones judiciales. Desde aquí mi apoyo incondicional.

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