OPINIóN
Actualizado 06/01/2015
Charo Alonso

Otra cosa no será, pero podemos afirmar y afirmamos que el de la coleta, perífrasis donde las haya, es un revulsivo social que ríete tú del juez Castro. Los tiempos están cambiando y no lo digo por los adelantos técnicos, que de nada me sirven cuando veo al personal pidiendo por la calle o revolviendo contenedores con un palo, y me disculpan, que ahora debería estar uno muy navideño y espumilloso, a mi qué quieren que les diga, que una tablet de última generación me sirve de baldosa cuando veo que la pobreza entra por la puerta y escenas que creía olvidadas en la niñez de finales de los sesenta están ahí, revolviendo la basura que a otros le sobra. Si esto es progreso, modernidad, macroeconomía en progresión geométrica yo soy el monstruo de las galletas. Iniciamos un año electoral y a mí lo del IRPF me va a venir de perlas, pero sin perder de vista que es una medida insuficiente y pura zanahoria para que olisquee lo bien que nos va con un gobierno neoliberal dispuesto a todo con tal de seguir repartiéndose el bacalao con el bipartidismo o la bicefalia socialista, que a este paso, Susana se come al ratón y tan pancha y ancha.


    Habrán comprobado ustedes que paso de glosar el problema catalán, que a este paso con tanto conciliábulo se vuelve vasco, vasto y basto y que no se me ocurre darme un garbeo por las aguas de la ira llenas de barcos a la deriva ahítos de pobres desgraciados que lo cifran todo a una valla o a una ola? No se trata de que esté ciega a oxitocina, que también, o muerta de amor por mis dilectos sobrinos en bloque, que también, sino de que he leído un artículo del anterior director del Banco de España y me ha dado algo, lo mismo que me ha sucedido cuando me entero de que la bajada del petróleo es mala para la economía. A mí que me expliquen cómo semejante señor aboga por un cambio de estructura para solucionar la fractura social cuando resulta que su entidad ha permitido tropelía y media, y cómo la bajada de un bien tan vital puede ser entendida como mala salvo para los países productores que malvenden sus recursos. Debo estar espesa del todo o harta a polvorones, pero que me expliquen qué hace este sujeto abogando por el cambio social cuando los dueños de la crisis han sido aquellos que dejaron que los bancos se hundieran para que la gente a la que no salva nadie, tenga que echarles un capote sin permiso. Lo dicho, debo ser más cerril que Mas, empecinado en aventuras exteriores mientras en su comunidad falta el pan y la sal, la misma que es el día a día de muchas familias. Esto de poner a los lobos a cuidar de las ovejas debe ser cosa de un sistema estúpido que ya no sabe qué más hacer para machacar al hombre del día a día, ese que se preocupa por la familia, por el vecino, ese que tira la casa por la ventana para que estas fechas sean felices, ese que trabaja horas por una mierda de salario y tiene recortados todos los derechos laborales que han costado sangre. Resulta insultante, oiga, tanto como este triunfalismo medio memo que nadie se cree. Y es que nos toman por tontos, y nosotros, demasiado ocupados resollando, ni fuerzas tenemos para la protesta.

 

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