OPINIóN
Actualizado 04/01/2015

Qué bonito es lo de los Magos que se ponen en marcha sin haber recibido un anuncio. Los pastores corren a Belén porque los ángeles se lo anuncian, van porque han oído una palabra.

Mientras que los Magos van por una señal. Por un indicio, por el indicio de una estrella. Como dice el cardenal Martini bastan pequeños indicios para creer. Esto es tan cierto que Juan cuando corre al sepulcro la mañana de Pascua cree al ver la síndone doblada de un modo que hacía

entrever que el Señor había resucitado: este fue el pequeño indicio. Los Magos se ponen en camino debido a un pequeño indicio, una estrella, y prosiguen el viaje siguiendo esta estrella. Pero luego dejan de ver la estrella. Y es muy hermoso que, al no verla, pidieron información. Cuando ya no se ve la estrella, lo único que se puede hacer es pedir.

Nosotros no podemos poseer la gracia, no la podemos poseer. No es una ciencia que se posee. Cuando ya no se ve la gracia que precede se puede sólo pedir. Pidieron información, se lo preguntaron incluso a Herodes, solamente pidieron. Se sigue la gracia, y cuando la estrella de la gracia no es evidente se puede sólo pedir. Y luego cuando la volvieron a ver, como nuevo inicio, cuando la volvieron a ver (las palabras de la liturgia no saben cómo expresar esta alegría de un nuevo inicio, porque esta alegría es aún más bella,  se alegraron con una alegría, con una alegría aún mayor, con una alegría aún más bella.

OH PADRE

 

"Te adoramos y te glorificamos,

Padre omnipotente, rico en gracia y misericordia.

Te pedimos conocer

y comprender a tu Hijo Jesús como el Mesías,

Hijo de David, heredero de su trono,

Rey de Reyes, Señor de los Señores,

así como poderlo amar y adorar como Dios

y seguirlo como el Salvador de la humanidad.

Haz que fijemos nuestros ojos en Él

y lo contemplemos,

para poder conocerte y entenderte a Ti,

oh Padre amadísimo y justísimo,

y el amor con que has amado al mundo

desde el principio,

amor que se dirige a todos los hombres de la tierra

y que envuelve también nuestra misión.

Te lo pedimos oh Padre,

por tu Hijo Jesucristo, Nuestro Señor,

en la unidad del Espíritu Santo

Amén".

(Cardenal Carlo María Martini S.J.)

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