OPINIóN
Actualizado 02/01/2015
Félix López

En algo podemos coincidir todos: fue un niño varón. Claro que si era Dios cabe hacerse una pregunta en estos tiempos de igualdad: ¿por qué varón,  es que Dios es masculino?

También es seguro que le parió María. Pero ¿quién fue el padre? Si no fue José y María no perdió la virginidad: ¿qué tenía Dios contra la sexualidad para que al hacerse hombre prescindiera de ella?

Sabemos que María era judía y no tenemos nada contra ello. Pero si Jesús era Dios hecho hombre hay otra pregunta que me intriga mucho: ¿por qué eligió el pueblo judío? Si la elección fue divina nada tengo que decir contra los dioses, porque supongo que saben lo que se traen entre manos. Pero si no fue una elección divina sorprende que los judíos hayan conseguido que Dios se hiciera un hombre judío: ¿es tanto su poder como para conseguir que Jesús hombre bueno maravilloso, profeta o Dios tuviera que ser judío?

Son solo algunas de las muchas preguntas que nos hacemos los ignorantes, como es mi caso.

Pero en estos días, más allá de las preguntas para las que no tengo respuesta, me entusiasma el Jesús nacido en un establo, acunado en un pesebre, calentado por un buey y una mula, amamantado por María, protegido por José, ambos fugitivos con un burrito como toda propiedad, perseguidos por un Rey, porque éste, como todos los poderosos, tenía miedo de perder el poder.

Yo que de niño también llegué a cuidar unas poquitas ovejas, me enternece la visita de los pastores a Jesús, aunque no me cuadra que vinieran otros tres reyes, por muy magos que fueran, porque Jesús nunca fue amigo de los poderosos. Por eso acabó crucificado. De la cuna a la cruz, una trayectoria de la que debemos aprender que el poder debe estar siempre bajo sospecha, el ajeno y el propio.

Yo no puedo corregir el evangelio, uno de los libros más maravillosos, creo yo; pero en este relato yo no dejaría a María y José sin deseo sexual, atracción, enamoramiento y el placer de acariciarse y quererse. Y desde luego dejaría fuera a los reyes magos o los mandaría a hacer gárgaras porque a unos padres tan pobres no se les trae oro, incienso y mirra, sino una cuna, alguna comida y buenas mantas. No sé si el rechazo de la sexualidad y la visita de los reyes  son sucesos muy evangélicos o un añadido de quienes acabaron persiguiendo la sexualidad y abrazodos al poder.

 

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