Hoy comienza semana, y en este caso no es una semana cualquiera ya que con ella llega el cambio de año. Uno de esos en los que cada cuatro se llama a los salmantinos a las urnas, y donde el panorama es distinto, muy distinto, al de elecciones anteriores. Las sensaciones son diferentes y el termómetro del hartazgo rebosa de mercurio en una sociedad que espera más, mucho más de sus representantes.
Quizás Salamanca cuente con ese sosiego, esa tranquilidad que actúa como dique de modernidades y parapeto de vientos de cambio, que diría Scorpions, pero donde también se gestan en silencio otras muchas cuestiones. Este va a ser un año electoral donde esperamos nuevas fórmulas para nuevos tiempos, que la política baje al "barro" ciudadano, que en definitiva hable su idioma, y se deje ya de requiebros electorales, miras cortoplacistas y plantearse de una vez hacia donde hay que llevar el futuro de esta provincia y de nuestra ciudad con determinación y valentía.
Tengo la sensación que cada vez es mayor la preocupación "sotto voce" entre el común de los charritos por quien nos gobierna y como. Hemos pasado de una política de fondo sur, donde eran más importantes las siglas, el bando, el color, los míos o los tuyos a algo más coral y centrado en lo que debe ser el servicio a los ciudadanos; Bienestar, sentido común y terrenalidad. Pero parece que muchos todavía no se han enterado del cambio.
Veremos muchas cosas en estos meses pero espero que de una vez se enarbole esa bandera del patriotismo, como ese sentido donde la altura de miras nos lleve realmente a eliminar rémoras y hacer de la política no un problema para los españoles si no un ejercicio de dignidad. Veremos?