Por intentarlo que no quede habrá pensado Edgar Pérez Herrero, un joven profesor y científico de la Universidad de Salamanca embarcado en una línea de investigación sobre el tratamiento de cánceres hematológicos, en concreto el mieloma múltiple.
Con el respaldo de varias entidades se ha lanzado a organizar una gala benéfica ?será mañana domingo- con el objetivo de recaudar fondos para poder avanzar en unos estudios que pretenden poner cerco a una enfermedad que actualmente no tiene cura.
No le ha quedado más remedio que convocar esa particular 'colecta' porque carece de fondos para seguir adelante con sus investigaciones. De todos es conocido que la ciencia en España viaja desde hace algún tiempo en los vagones de cola al privársele de ayudas públicas y de apoyo por parte de las administraciones públicas.
Pero España es así. Invierte en formar a especialistas a los que luego no les queda más remedido que abandonar su país e irse fuera si de verdad quieren participar en el avance de la ciencia.
No le falta razón a la asociación de jóvenes investigadores Innova-Salamanca cuando dice que este tipo de actos ?la gala benéfica- es algo pionero en nuestro país y demuestra el valor que tienen muchos de los jóvenes científicos, algunos de ellos incluso se ven obligados a vaciar sus bolsillos para poder seguir adelante con sus estudios. Eso es amor al arte y lo demás son?
Pero es lo que hay. Los gobernantes nunca estuvieron muy duchos en eso que se ha venido a llamar el reparto de la riqueza y menos aún en los últimos años en los que los recortes han dado al traste con lo que tantos años costó poner en marcha. Pero mientras que las cabezas pensantes ?aquéllas que manejan a su antojo los hilos del país- entiendan que invertir en el futuro es sinónimo de gastar, ¡apaga y vámonos!
A ver si en ese 2015 a punto de comenzar la tendencia se invierte. Algo, a buen seguro, se moverá, ya que los procesos electorales pesan mucho en la manera de actuar de los políticos, especialmente, en aquellos que han entrado en la cosa pública para perpetuarse contra viento y marea, y pese a quien pese.