OPINIóN
Actualizado 21/12/2014
Pedro Samuel Martín

Estos días viendo casualmente un programa de televisión de los que no frecuento, me encontré la polémica del por qué dos imputadas por malversación de fondos y blanqueo de capitales una estaba en la cárcel y la otra no? y el resultado o conclusión de los tertulianos, era que una había estado robando más tiempo continuado que la otra, habiendo robado  igual de cantidad. Y mi pregunta es: ¿Dónde está el dinero desaparecido? Nadie habló de eso.

Si desplegamos el mapa de nuestro país, vemos como nos invaden los casos de corrupción y difícilmente se escapa alguna provincia, el ladrillazo, la especulación urbanística, el trato de favor,  la información privilegiada y más.

Formaciones políticas, empresarios, banqueros, incluso algún juez, ¿quien más se me escapa a tanto choriceo?

¡Ah! ¡Se me olvidaba! ¿Qué podemos hacer con la familia Puyol y los ochenta consejeros delegados de Bankia y el uso de las tarjetas opacas? De los ochenta, afortunadamente, queda alguno honrado. En total:  tres.

La justicia se supone que es ciega, independiente y eficaz en su trabajo. Entonces, ¿por qué ante hechos tan flagrantes no pone todos los medios a su alcance para meter a todos estos a buen recaudo? Además de para recuperar la totalidad de todo lo robado durante tanto y tanto tiempo. ¿A qué se debe, a incapacidad, falta de medios o desidia?

Casos que se alargan en el tiempo sin ningún tipo de resolución, ¿dónde está el fiscal anticorrupción?

Tenemos un consejo General del Poder Judicial totalmente politizado, en el que cada uno coloca a sus peones. Así es normal que se alarguen las resoluciones, y en otros casos se cierren por la prescripción de los mismos.

La mayoría de todos estos imputados son personas que deberían ser ejemplo en su gestión ante la sociedad en todos y cada uno de los puestos que han ocupado. Sin embargo, se han aprovechado de ellos con fines ilícitos para su enriquecimiento personal.

No me extraña el hartazgo del ciudadano de a pié, y la falta de ganas en depositar el voto en los distintos comicios electorales.

No hace mucho leí que el dinero robado y defraudado en los grandes casos de corrupción podría suponer un 3% del PIB. Párense a pensar si ese dinero hubiera tenido su curso legal ¡cuántas buenas obras se podrían haber hecho!

Como diría el otro? "Nunca tan pocos, deberían tanto a muchos".

 

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