OPINIóN
Actualizado 20/12/2014
Fructuoso Mangas

No querría yo herir a nadie ni ridiculizar sus opiniones, nada más lejos de mi intención; estas líneas son un recurso para reflejar lo que piensa mucha gente que pasa y pasea por la Plaza Mayor.

Parece justo y necesario quitarle ideologías de grupo a los signos públicos generales, pienso yo. Así se va corrigiendo un vicio generalizado por el que las mayorías sociales, culturales, políticas o religiosas? acaban imponiendo sus iconos sobre el resto.

Por eso parece acertado que en la ambientación navideña de nuestra Plaza Mayor hayan desaparecido los elementos que recordaban la Navidad cristiana: el portal con la familia de Jesús y algún personaje más para darle consistencia al grupo. Así se consigue cierta neutralidad en la acción municipal y en la imaginería pública. Bien hecho.

Y desde ahí está bien liquidar la memoria de donde nos viene buena parte de lo que somos y pensamos los españoles, seamos católicos, mormones, agnósticos o nada. Lo mejor es no recordar, negar el ADN y partir de un supuesto cero hacia donde sea; esto da agilidad social, quita peso, te hace libre y puedes elegir tu perfil aunque ignores de dónde vienes y te desentiendas de a dónde carajo piensas llegar. Tabla rasa, futuro sin hipotecas, hombre/mujer libre, por fin.

Y está bien también ensayar nuevas masas y volúmenes sugerentes. Y en esto no hay nada como lo redondo, es símbolo de casi todo y vale lo mismo para un roto que para un descosido. Por eso parece un acierto ese globo o supuesta bola de abeto, ¡tan nuestra ella y tan de casa él!, para decir algo que cualquier ciudadano entiende que dice la cosa esférica, con cuello y anillas arriba. Un gran acierto, la verdad. ¡Y qué bien se integra su forma en las formas de nuestra Plaza Mayor! Sobre todo de día transmite un efecto magnífico en perfecta consonancia con las líneas y volúmenes de nuestra Plaza. Me repito, un gran acierto.

Aunque el acierto tiene sus pegas.

Porque la esfera tampoco es laica ni neutra, ni de lejos: desde el discurso de las seis esferas de Buda, cargadas de sentido y de peso moral, hasta el problema, no sé si suficientemente ideológico, de la geometría elíptica sobre la esfera sobrepasando al casi inmortal Euclides. Al final en el mundo mundial todo va a ser relativo, viene a decir. Demasiado contenido para el mínimo cuerpo doctrinal que hoy se consiente, quizás. Y luego lo de las  Bolas colgadas, que vienen de las  manzanas que como símbolo de las tentaciones colgó, él el primero, el monje Winfrido (Bonifacio) en la Alemania del s. VII.

Y además están las estrellas, sin ninguna neutralidad. Las de la esfera, de cinco puntas (tan cristianas ellas desde siempre), y de ocho (tan cósmica y astral) la de la fachada; aunque como tiene hermosa cola quizás sea cometa y no verdadera estrella. Si fuera cometa, llevaría más ideología y de la más vieja.

No hay manera, se ponga lo que se ponga siempre habrá detrás alguna idea que va más allá del icono, como que somos humanos... Pero si no se pudiera nada, el vacío sería también pura ideología.

Puestos así, ¿no era más fácil poner las imágenes de casi siempre con las variantes que la estética y la misma Plaza prudentemente aconsejaran? Pues a lo mejor? 

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