OPINIóN
Actualizado 20/12/2014
José Antonio Mirón

La importancia y trascendencia de los accidentes de tráfico como problema de Salud Pública se puede deducir de las estadísticas oficiales sobre las causas de mortalidad, son la primera causa de muerte entre los 15 y 34 años, la segunda entre 1 y 14 años y entre 35 y 44 años, la tercera entre los 45 y 54 años y la 5ª entre los 55 y 64 años. Por su parte, la provincia de Salamanca se encuentra entre la 19 provincias con un índice de letalidad superior a la media, 2,4 frente a 1,6.

La Dirección General de Tráfico ha identificado en base a la alta frecuencia de accidentes 493 puntos negros, zonas de la geografía española que deben ser investigados para detectar las causas y aplicar medidas que reduzcan su frecuencia. El proceso de análisis de las circunstancias de los accidentes y de sus asociaciones es necesario para establecer las estrategias adecuadas para su prevención. De estos estudios se sabe que el consumo de alcohol y drogas están presentes como factores de riesgo en los accidentes de tráfico. En los últimos años se ha reducido su frecuencia por la aplicación de varias medidas: el control de la velocidad y el consumo de drogas, la obligatoriedad del cinturón y el carnet por puntos. Sin duda y, aunque van a seguir existiendo, los accidentes son evitables y no pueden formar parte de nuestra cultura cotidiana dado que sus tasas de siniestralidad se deben reducir por su gran impacto familiar, sanitario y social.

Por su parte, los atropellos son cada vez más frecuentes y actualmente representan el 20% del total de los fallecidos, en las vías urbanas 1 de cada 2 son peatones. Las personas mayores, de más de 64 años, están implicados en el 10% del total de los accidentes con víctimas siendo el 27% de los fallecidos, el 15% de los heridos graves y el 8% de los heridos leves, cuando representan el 17% de la población y el 10% de los conductores. En consecuencia, son un grupo de alto riesgo de accidentes y/o atropellos y éstos se asocian a infracciones de las normas de circulación tanto por conductores como por peatones y a distracciones. Si diferenciamos por el lugar donde tienen lugar, los atropellos están determinados por el exceso de velocidad en las vías interurbanas y las infracciones de las normas en las urbanas.

Un aspecto que debe quedar claro es que todas las causas y factores implicados pueden ser controlados y modificados. En consecuencia, los accidentes de tráfico y los atropellos son evitables y pueden ser controlados y evitados en base al análisis de sus circunstancias y factores y, en consecuencia, a la aplicando de medidas efectivas sobre las circunstancias humanas concurrentes en los mismos y los factores estructurales que condicionan el proceso del tránsito de vehículos y peatones, como pasos de peatones mal ubicados por estar entre semáforos muy próximos o con escasa visibilidad, imprudencias, distracciones, etc. Con respecto a los peatones, las medidas más efectivas son la reducción la velocidad y la Educación en Seguridad Vial. La primera se aplica casi en exclusiva dado que es persuasiva y recaudadora. La segunda generalmente se olvida, se hace en la infancia y en los niveles educativos inferiores y, posteriormente, no se mantiene, cuando las tasas indican que hay que incidir en los mayores y realizar charlas educativas que tengan por objetivo el cumplimiento de las normas como conductores y como peatones y reducir y evitar las distracciones dado que estas dos circunstancias son los dos factores desencadenantes más importantes, se presentan en el 60% de atropellos.

 

 A la Seguridad Vial se llega desde la sensibilización y la responsabilidad y para evitar ser atropellado hay que cumplir las normas y estar alerta en el deambular peatonal.

 

Saludable Navidad

JAMCA

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