OPINIóN
Actualizado 13/12/2014
Redacción / Curro Mesa

Cincuenta mil payasos se han reunido en Wilmington (Massachussets).  Los payasos ?hombres de bien-, que han llevado siempre la alegría a los niños y a las personas mayores, ahora se están preocupando, solidariamente, de combatir el dolor y el sufrimiento de quienes están hospitalizados o encamados en sus casas.  Saben que científicamente se recomienda que los seres humanos riamos y sonriamos todo lo posible, ya que la mecánica del movimiento de los músculos faciales esta relacionada íntimamente con el sistema nervioso automático que controla los latidos del corazón, la respiración y otras funciones vitales.  La risa y la sonrisa dejan una sensación de bienestar, alegría y optimismo, nos levantan el ánimo decaído y nos abren nuevos horizontes.

"¿Qué deberíamos hacer para obtener la alegría interior y saber sonreír?"  Pues, simplemente, aceptar las alegrías y permitirlas que aniden en nosotros y superar las penas cuando lleguen, no permitir que se queden por mucho tiempo y recuperar la serenidad y el ánimo. La artista  Betty Hutton, que estuvo alejada del mundanal  ruido, manifestó: "La vida me proporcionó fama, dinero, popularidad, influencia? pero nunca fui feliz"

     Una vez convertida al Catolicismo, diría de su vida: "Jamás me sentí tan  feliz como ahora".

¿Cómo podremos reír y cantar cuando las cosas van mal? ¿Podemos reír así, cuando la situación del mundo nos acongoja, nos oprime y atormenta?  Sí, se puede si nos lo proponemos. En la película El violinista en el tejado se nos presenta a Tewje el lechero y su comunidad judía en la aldea ucraniana de Anatevka.  El zar los oprime con excesivos impuestos.  Los hijos tienen que hacer el servicio militar en un ejercito extranjero y luchar en guerras que ellos no desean.  Los cosacos organizan pogroms siempre que les viene en gana.  Y, a pesar de todo, esta pequeña comunidad de perseguidos danza y canta el cántico del Señor en un país extranjero.  ¿Pretenden tan sólo olvidar su mala situación?  ¿Buscan un falso consuelo a sus miserias cantando bellas melodías?  Pero lo que en realidad está allí presente es la alegría en el sufrimiento, la libertad en la esclavitud y la alabanza de Dios entre el suspiro de la criatura.

Dicen los italianos que "Cuando el cuerpo está bien, el alma baila". Y es verdad: en la vida hace falta cantar y bailar y esto es síntoma de buena salud anímica, y al mismo tiempo ayuda a vivir. Rabindranath Tagore, premio Nobel de Literatura, escribió: "Dormía y soñaba que la vida era alegría.  Me desperté y vi que la vida era servicio.  Serví, y en el servicio encontré la alegría".  Servir es el verbo del Evangelio.

            En la novela "¿Quo vadis?", del polaco Premio Nóbel de Literatura Henrik Sienkiewicz, hay una frase referida a una bella muchacha de alta alcurnia que dice" "Lo tiene todo, menos la sonrisa". Y da pena que a una persona le falte la sonrisa, porque le falta todo. La sonrisa hace a la persona  el mantenerse vivo y feliz y logra que los demás sean felices. La sonrisa está al alcance de todos, ricos y pobres. El sabio sabe que la alegría verdadera se encuentra en las pequeñas cosas de cada día y se mantiene a pesar de las adversidades y contratiempos.

 Es bueno sonreír en la bondad, en los triunfos, en la debilidad, en las derrotas, en los momentos en que todo va bien y cuando las cosas se tuercen. Los antiguos estoicos nos decían que "los verdaderos días de fiesta son y deben ser para ti aquellos en que has vencido una tentación o te has arrancado, o al menos dominado, el orgullo, la temeridad, la malignidad, la maledicencia, la envidia, la obscenidad? el lujo o cualquiera de los vicios que te tiranizan". 

Leer comentarios
  1. >SALAMANCArtv AL DÍA - Noticias de Salamanca
  2. >Opinión
  3. >Lo tenía todo menos la sonrisa