Amarillos se trenzan con el verde
para teñir el cielo.
Troncos de agua,
dueños del espacio,
perfilan la gruta de la luz.
Sus ramas desteñidas
abrazan el tronco envejecido
de un árbol vestido por las hojas del otoño.
La hierba descalza su color
bañada con lágrimas de lluvia.
El negro invierte su figura en el cristal de la tarde,
salpicado de gris,
junto al blanco,
en la humedad del recuerdo.
FOTO y TEXTO: SOFÍA MONTERO GARCÍA.