OPINIóN
Actualizado 09/12/2014
José Javier Muñoz

(Finalista I Certamen de microrrelatos fantásticos y de terror de Sants, Barcelona 2014)

            La navaja sobre el globo del ojo en la película de Buñuel y Dalí, me produjo siempre un rechazo angustioso, una mezcla de dentera y horror que creía superior a mis fuerzas. Digo creía porque cuando esta mañana he despertado con la cuenca del ojo derecho vacía, mi sensación más que de miedo ha sido de pasmo. Lo cierto es que no me dolía nada, sólo notaba una flojera semejante a la que sigue a la recuperación de la anestesia, y entonces he recordado que estoy en una clínica para someterme a cirugía estética. ¡Qué terrible error han cometido conmigo! ¡Yo ingresé para arreglarme la nariz! Esto tiene que aclararse inmediatamente. ¡Doctor...! ¡Enfermera...! Ah, por fin viene alguien. Es una señorita sonriente que me pide calma y me entrega un pequeño sobre acolchado con el membrete de la clínica. ¿Puede explicarme qué me ha pasado...? Ahí tiene la información, me dice. Y se larga. A ver, con los nervios me cuesta abrir el sobre. Por fin lo consigo: Paciente: Tal. Intervención quirúrgica: cual. Importe: un ojo de la cara. Hay un paquetito. Lo desenvuelvo. Contiene un ojo de cristal. Afortunadamente, va incluido en el precio.

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