Puede que así sea, pero es una minucia de muy mal gusto. Presencié la otra mañana una actuación muy extraña, un caballero se acerca a un buzón en el exterior de un portal cualquiera de una calle cualquiera, que no es de una ciudad cualquiera sino Culta y Limpia como reza el slogan. Al pronto, el hombre pulcramente trajeado vacía su contenido, recoge del recipiente todos los papeles ?salvo los que se llevaron esa madrugada de nuestro Archivo- y allá se fue silbando, desparramando por la calle las hojas volanderas que juguetes del viento son, en un gesto supongo que para él de lo más natural. El gamberrismo parece no tener edad ni condición.
Otra más. Hace unos días recordábamos en un diario local que en tiempos, al parecer tres años, existía una subvención estatal del Ministerio, creíamos que del 1% de Cultura, para rehabilitar nuestro Patrimonio, premonitoria reflexión que nos planteábamos ante la escasez de recursos y la abundancia de necesidades. Pues es cierto, lo ha anunciado el Ejecutivo, se llega hasta el 1,5% y abre de inmediato el plazo para solicitarlo. Y como no podía ser de otra manera, nuestro Ayuntamiento con rapidez se apresta a elaborar una solicitud en toda la regla, sin olvidar papel alguno, memoria explicativa, presupuesto? Y el objeto, mejor dicho el monumento a dejar como un pincel y rescatar del abandono es El Pozo de la Nieve, en Rector Esperabé, entre las ruinas del convento de San Andrés.
Desde luego una minucia dineraria, 278.000 escasos euros, que para lo que se derrocha por ahí supone algo menos que el chocolate del loro; no llega tampoco a lo comprado y disfrutado por una sola de esas tarjetas negras, dicho en español, que uno no se maneja en la lengua de Shakespeare. Y después, le 'pediría' al alcalde que 'pidiera' un poco más; a escaso tiempo transcurrido otros cuantos para aquel monumento que se nos cae sin remedio; más tarde otra minucia para el de al lado que se tambalea, aunque nos llamen pedigüeños. Pocas ciudades de España tienen tantos motivos para 'pedir' como esta Salamanca Patrimonio de la Humanidad. Ni tanto derecho a recibir.