OPINIóN
Actualizado 08/12/2014
UCM / Dicyt

Hoy, 8 de diciembre, celebra la Iglesia la festividad de la Inmaculada Concepción de María, Patrona de España y, hasta hace pocos años, también celebrábamos el Día de la Madre. Como tantas otras fiestas con marcado contenido comercial, el Día de la Madre se ha trasladado al primer domingo de mayo buscando otra época del año  donde se puedan esperar mayores ventas.


Hoy, sin embargo, quiero dedicar este comentario a la festividad de la Inmaculada como patrona del Arma de Infantería, la mía. Habrá miles de españoles que celebren esta fiesta como profesionales del Arma o, sencillamente, como soldados que en su día cumplieron el servicio militar en alguna de las Unidades del Arma, y la fecha de hoy pueda traerles recuerdos de sus años jóvenes en los que, con toda seguridad, trabaron amistades que perduran en el tiempo. A todos ellos y a sus familias, muchas felicidades y mis mejores deseos de salud y prosperidad.


Además del Arma de Infantería, multitud de localidades españolas celebran hoy sus fiestas patronales y, en las FAS, tienen como patrona a la Inmaculada el Cuerpo de Estado Mayor y los Servicios Jurídico y Eclesiástico.
Aunque me imagino que sea un hecho histórico conocido por mucha gente, para quienes puedan desconocerlo, me gustaría referir el origen de que la Inmaculada sea la Patrona de la Infantería Española.


Durante la Guerra de los Ochenta Años (1568-1648) los famosos Tercios de Flandes se batieron en los Países Bajos, tratando de dominar las continuas sublevaciones de aquellas posesiones españolas heredadas por Carlos I. Precisamente el 7 de diciembre de año 1585, durante el reinado de Felipe II, en uno de tantos lances de la batalla, el Tercio Viejo, compuesto por unos cinco mil hombres y mandado por el Maestre de Campo Francisco de Bobadilla, se vio totalmente cercado por el enemigo en un terreno desfavorable, a base de pequeños promontorios de tierra rodeados de agua ?por algo se llaman los Países Bajos-. Ante lo grave de la situación, y carentes de refuerzos y víveres, el enemigo recurre a la socorrida acción de abrir los diques que bordean la isla ocupada por los españoles que, anegadas sus posiciones, ven agotada cualquier maniobra que facilite un cambio de situación. El frio y el hambre comienzan a hacer mella entre los españoles. Un soldado intenta excavar en el suelo buscando alguna madera para calentarse hasta que da con una tabla enterrada que conserva un grabado extraño, Después de limpia, se distingue claramente una imagen de la Inmaculada y, ante la propuesta de rendición por parte del enemigo, los españoles se encomiendan a la Virgen, después de contestar a los holandeses que los Tercios Españoles, primero pelean, y negocian después de la muerte. Se organizan patrullas encargadas de hostigar al enemigo por medio de emboscadas y, como último recurso, quemar y hundir las armas y artillería propias, antes de caer en sus manos.


Un fenómeno atmosférico, muy raro en la zona, alteró la situación súbitamente. Se levantó un gélido viento que, en pocos minutos, congeló las aguas del Mosa y, caminando sobre el hielo, los tercios avanzaron con hombre y armas, atacando a los navíos holandeses atrapados en el hielo. Al enemigo no le dio tiempo a reaccionar haciendo muchos prisioneros y quemando o hundiendo todos sus barcos. El Almirante holandés exclamó: Parece como si Dios fuera español. Desde ese día, los Tercios Españoles (la mejor Infantería del mundo) reconocieron como Patrona a la Inmaculada Concepción.

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