"Profesor, catedrático, académico, erudito, maestro. Descanse en paz don Luis". Así rubricaba mi buen amigo Raúl Velasco Morgado sus palabras al conocer la muerte de Luis Sánchez Granjel, uno de los grandes de la Historia de la Medicina en España y también figura señera de nuestra Universidad de Salamanca en el siglo XX. A don Luis yo lo recordaba por los pasillos de la Facultad y, sobre todo, en la capilla de la Vera Cruz. Sin que nunca cruzáramos palabra, compartir lugares de estudio y de oración hacía que lo viera cercano y afín. Pese a no asistir a sus clases, jubilado ya cuando comencé la licenciatura, las materias de Historia de la Medicina e Historia de las Enfermedades Infecciosas, impartidas por sus discípulos, conservaban todavía su impronta.
Espoleados por "las rarezas suyas" de Raúl, algunos compañeros de clase no quisimos desatender esa tendencia "de letras" que llevábamos a la Facultad, y aunque la mayor parte de las ideas no pasaran de la tertulia de cafetería entre las clases de primera hora y las prácticas de media mañana, nos resistíamos a reducir nuestra formación médica a un conjunto de "logías" más o menos interesantes. Buena pluma de esa hornada es la de Roberto Sánchez, médico de familia como Velasco. Recordaba con nostalgia aquellas conversaciones cuando, en las sucesivas mudanzas, a mi modestísima biblioteca de Historia de la Medicina, enriquecida por algún regalo de estos compañeros, reservaba un trato preferencial. Libros en lugar visible y accesible, para no ocultar la querencia a las visitas y tenerlos a mano, para recurrir a ellos sin pereza.
Supongo, quiero imaginarlo y bien pudiera ser, que algún día retomaremos aquel espíritu de "Los consejos de Esculapio". En realidad nunca lo hemos abandonado, pese a la distancia, grande aunque sólo kilométrica, y la diversidad de caminos emprendidos. Referente seguirá siendo esa imagen nítida de don Luis frecuentando la Facultad de Medicina, porque de la Medicina se hace Historia, se adentra uno en el devenir de los pueblos y, así, se cruza el umbral del alma humana.
Imagen: mural de Historia de la Medicina (Universidad La Salle, Méjico)