Aún no se puede hablar del todo de este asunto, por lo tanto siendo sincero no desvelaremos el desenlace hasta que la televisión nos cuente toda la verdad.
Todo comienza con una llamada a la oficina, Mariví (nuestra presidenta en Aviva) nos comunica que tele 5 se ha puesto en contacto para acudir al programa "Hay una cosa que te quiero decir".
A partir de este momento, María, una de las redactoras nos emplaza a contactar con los verdaderos protagonistas del programa, se piensa en los perfiles ideales para su andadura como "populares televisivos" y en unos días se gesta la trama.
Un equipo de tele 5 nos visita en Salamanca, les guiamos a los domicilios donde se entregan las invitaciones y tenemos la fortuna de poder acompañarles al día siguiente a Madrid para grabar su intervención.
En estos días se urde el enredo con Ernesto, el guionista, y Ana de producción, y allí estamos, sentados en un vagón del tren dirección Madrid mi compañero y yo.
Un coche nos recoge, no sin antes tener que cambiar de ubicación para no coincidir con otros invitados, "problemas con la escaleta". Llegamos a los estudios, nos esperan, nos reciben, ahora sí, ahora no, por aquí que está libre. Maquillaje, peluquería, vestuario.
En una sala reservada con otras personas el guionista narra con detalle el desarrollo del programa, pero el tiempo pasa y no sabemos cuándo vamos a intervenir. Le pedimos a María (nuestra redactora salmantina), que nos deje visionar parte de la grabación; consulta, y dirección accede, nos presentamos tras el plató entre bambalinas.
En este lugar el corazón comienza a latir más rápido de lo normal, en una pequeña pantalla observamos como el presentador, Jorge Javier Vázquez desgrana a los entrevistados, momentos entrañables que todos tendremos que esperar para ver.
Y hasta aquí podemos contar, tenemos cláusula de confidencialidad con nuestra propia vergüenza.
Algo en claro, hemos descubierto la sonrisa de Alejandro y con ello todo merece la pena, no le busquéis en el programa, está más cerca de nosotros aunque no nos demos cuenta.
¡Quizá el próximo martes nos veamos!