"El Timbalero" es un premio taurino que desde hace casi 20 años se entrega en Salamanca para valorar la actividad más destacada, a juicio del jurado designado al efecto, de la crítica taurina en la Feria, la labor de los profesionales de la fotografía taurina y un galardón especial a un personaje destacado en este mismo ámbito. Lleva el apodo de un popular periodista y crítico taurino del mismo nombre que ejerció la profesión en Salamanca en los difíciles años de la guerra civil.
La generosa voluntad del apellido Aguilar y los excelentes oficios del Hotel Meliá Horus han hecho posible que este galardón entre en la mayoría de edad con fortaleza, siendo uno de los más importantes dentro del universo taurino de Salamanca. Cuando principia el año es foco de aficionados, profesionales y taurinos. Un acto que concita un alto nivel social y taurino.
Pero no siempre fue así. Yo fui el primer "Timbalero" en 1995; llevaba la sección taurina de "El Adelanto". Recuerdo que aquel año murió en accidente el crítico de ABC Vicente Zabala. Me puse un lazo negro en la solapa de la chaqueta cuando recogí el premio de manos del director del Hotel de entonces, un tal Fermín. Cuando miro la foto de la entrega, al lado de mi introductor, el admirado Enrique de Sena, me ataca un punto de nostalgia.
En difícil que el tiempo no erosione este tipo de cosas; de hecho siempre las mella hasta hacerlas desaparecer. Por eso, que el premio periodístico "El Timbalero", que ayer se entregó a Pedro Mari Azofra y Juan José, siga vivo y más fresco que nunca, merece una cerrada y respetuosa ovación. Y a las personas que se lo trabajan mi enhorabuena.