Hoy en mi sección "Desde la Ciudad de la Luz", Rosa Gómez ha puesto imágenes a mi artículo. Su forma de captar los momentos mágicos de luces y sombras en su amada Sierra de Francia es motivo más que suficiente para que con su mirada mágica pueda explicar el abrazo de la luz a la tierra. Un canto poético en perfecta armonía con la palabra. Palabra e imagen, imagen y palabra son un todo único en una referencia de universalidad. Bienvenida, desde La Alberca, a este espacio de luz desde donde extender y entender el don que explicara Claudio Rodríguez
Siempre la claridad viene del cielo;
es un don: no se halla entre las cosas
sino muy por encima, y las ocupa
haciendo de ello vida y labor propias.
Así amanece el día; así la noche
cierra el gran aposento de sus sombras
El don de la Ebriedad, Claudio Rodríguez.
Miradas desde la Luz
La luz proviene en muchos casos de la mirada y de los espacios continuamente perseguidos, y por ello se relaciona con la altura, la lejanía, lo remoto y con el vuelo. Su existencia está marcada por las sombras. Del mismo modo que en el mito de la caverna platónico, la claridad es aquello que permite distinguir bien las esencias de las cosas; mientras que la sombra está poseída de la ausencia de luz, de igual modo, la claridad está estrechamente relacionada con la Verdad y, por tanto, con el conocimiento.
Luz y sombra son, pues, el principal y deseado objetivo del fotógrafo. A la vez adivinarla desde la mirada es un don. Afirmación que se presenta como una verdad. La claridad, la luz, proviene del día y al alba el sol abraza a la tierra, le da vida y proyecta su vida sobre la naturaleza. La Luz y su interpretación son efectos que iluminan las cosas. En esta afirmación podemos admitir la naturaleza inmaterial de la claridad, porque proviene del cielo, para crear las sombras cuando incide sobre la tierra.
La luz no se halla entre las cosas sino muy por encima, y las ocupa haciendo de ello vida y labor propias, Ante la claridad solo cabe la actitud humilde del agradecimiento, porque la luz es vida, y pertenece a un nivel superior que el de las cosas materiales, es, por tanto, trascendente; pero su trascendencia no entra en contradicción con el hecho de que se halle presente en el mundo, ocupándolo, recreándolo en la medida en que las cosas participan de ella.
La claridad es trascendente al mundo terreno y continuamente está presente en él.
En afirmación de Claudio Rodríguez? "Así amanece el día; así la noche/ cierra el gran aposento de sus sombras": la claridad llega al alba, en un punto de límite, de frontera, de transición.
La noche oscura de búsqueda termina con la llegada del alba: la luz primera, la luz que permite distinguir bien cómo son los objetos.
La luz, entonces, es una afirmación de vida