Ser franco para todo ser humano es beneficioso, para actuar de esta forma con ofrecernos a los demás basta. Un encuentro con otro ser humano sólo es posible si construyen su relación al cien por cien, si esto sucede se produce el encuentro y el corazón se alegra. Sólo si estamos al cien por cien podremos amar la verdad, nuestras responsabilidades, nuestro trabajo, en definitiva nuestra vida.
La atención a lo que nos rodea no es neutral, es una cualidad moral. Si no prestamos atención, la gente se ofende o se aparta. Si no nos fijamos en el peinado de nuestra pareja o su corbata nueva, los progresos de nuestros hijos, etc, tropezamos con un obstáculo en el camino que no hemos visto, en definitva, nos perdemos vivencias, nos dejan de lado o nos aislamos.
Los problemas más importantes de la humanidad como son el hambre, la violencia, la injusticia, el cambio climático, etc., parecen estar generados por personas poco conscientes, que prestan poca atención a los demás. Por el contrario las personas conscientes pueden oír a los demás, comprender sus necesidades, reconocer un acto de discriminación, ver cómo se atenta contra el planeta, entre otros ejemplos, y, en consecuencia, tomar las medidas que considere correctas para ayudarles, confortarles, etc.
En esta sociedad la conciencia, como el amor y la belleza, la entrega y la solidaridad, necesitan ser valores principales. La conciencia sólo puede abrirse paso si prestamos toda nuestra atención al presente.