OPINIóN
Actualizado 02/12/2014
CALDERÓN

Volver a poseer algo, supone un placer más grande y profundo que descubrirlo y conquistarlo. Ahora se entregará con la impudicia orgullosa y consciente de la amante,  que despojada de sutiles gasas se da sin temor ni excusas?
¿Pero qué había sucedido?
En el llorar  cadente tras la niebla escuché
¿ Es solo tu vanidad la que te lleva al ayer? ¿A jugar con el fuego insensato del olvido?, mientras te entretuviste en cultivar otros jardines con aromas diferentes
Fue  una partida de cartas falsas con sabor a cobardía, huyendo, te refugiaste en otros brazos menos exigentes, que bailaban y reían alrededor de la presa inesperada.
-¡Lo sé!, ¡claro que lo sé!, ella nunca fue una amante mas, no era la amante común.
Asume hijo prodigo la realidad, -tú realidad-, era una amante frígida a tus peticiones, y sorda a tus gritos, altiva, mimada, y a la vez aburrida, dormida entre ondas de encaje de un pasado glorioso, sabes que es cierto, no disculpes a la  amada.
Parecía que reflexionaba, pero en su monologo, ahullaba a la niebla
-¡La amo!
¿Qué has amado de ella? ¿Su cultura?, ¿El mundo social cargado de eventos? No amigo, no la amas, solo estás herido en tu orgullo porque no ha sido tu amante, fingiste ante ella y ante ti mismo, diciendo que entre vosotros existía lo más noble del ser humano. Sabes que mientes cobardemente,  solo la vanidad vive en ti y eso te atrapó en una telaraña de luz.
 Observo desde la niebla como reflexiona y calla, la mirada fija  y perdida en el infinito?
-Sí, muchas veces me resultó fría y distante, con aristas llenas de espinos de cristal y acero, carente de agradecimiento y sentimientos nobles, de inquietudes, solo viviendo la magia de un pasado. Me abrasaba en su ceniza sedosa, vestida de negro luto.
Me acerqué a su vida, a su mundo, con la fuerza superior a mis deseos, sin autorización escrita, y por ella fui capaz de entregarme, de arder en sus llamas, la amo mucho más allá de un  vínculo erótico, o de una firma sobre papel.

Hechiza mi voluntad de estar y formar parte de cada poro, de respirar y vivir, de no volver a hacer saltar el lacre.  Cierro los ojos, y el aroma sigue siendo el mismo, la bóveda azul cuajada de estrellas que antaño acarició mi rostro, me cubre y despierta la misma emoción del encuentro, con el primer amor, o el temblor del primer beso.
Es lo más bello que he amado, en cada rincón, en cada plaza me espera un recuerdo, una historia, que hechiza mi voluntad de estar y formar parte de cada poro, de cada arena  que forman sus piedras, -ahora todo será diferente-. Cierro los ojos y saboreo hogar, y lujuria, que recibe con ansias al  amante infiel.
La voz entre nieblas no respondió
A lo lejos las agujas de las catedrales celebraban su retorno, parques y las calles adornadas con luces, daban la bienvenida al peregrino que retorna al hogar...
-Vuelvo a abrazar la misma fragancia, la siento y palpo, una  emoción paralizante me invade. Mi Salamanca, es más bella que cuando alocadamente la abandoné, se sigue ruborizando como una adolescente, como aquel lejano día que dormido percibía su aroma dorada.

 

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