OPINIóN
Actualizado 29/11/2014

 

Aunque la lluvia sea tan necesaria, nunca me gusta porque en esta bendita Salamanca con frecuencia se acompaña de viento y frío; de los aluviones que asolan a varios países no tengo experiencia;  está claro que con la climatología no podemos jugar pero ahora son aluviones y no de agua los que nos caen a menudo y en los que,  a pesar de lo demócratas que somos, no hemos tenido ni arte ni parte, ni podemos jugar con ellos. Hace varias semanas que nos innundaron las tarjetas black y detrás las listas de corruptos que nos dejaron boquiabiertos.  Pero nuestras tragaderas se ha hecho tan flexibles que no necesitan bicarbonato para digerirlo todo. Tampoco nos dan mucho tiempo porque con la moda de los master chef, se preparan rapidamente nuevos platos en este banquete de la vida, siempre antiguo y siempre nuevo.

Después de este preámbulo gatrometereológico paso al tema de moda de estas semanas, no de broma aunque pueda parecerlo por el juego que me voy a permitir tal vez porque todavía no se qué pensar sobre este fenómeno estrambótico y singular del que la ciudadanía apenas comenta. Claro que lo singular se viene transformando en plural, normal y cotidiano.

Hace unos meses me llamó la atención una carita imberbe, mejor, un cuerpo entero de un casi niño de ojos inocentones que en horas punta se asomaba a la tele junto a personalidades destacadas de la política y la realeza. Alguna dama como la Cospedal hasta le echaba el brazo por los hombros y los Aznar parecían prohijarle. Estaba con toda soltura entre los que desfilaron en el besamanos de los recién proclamados Reyes de España. Verdaderamente parecía el juguete del PP, de la patronal?y me pregunté varias veces quién sería aquel mochuelo, perdón, mozuelo, y qué hacía pegado a tan altos personajes. Enseguida sonó un nombre adjetivado a la francesa, "el pequeño Nicolás", nombre de cuento, como la serie de libros infantiles escritos entre 1960 y 1964 por el escritor y guionista de historietas, el francés René Goscinny, creador de personajes como Astérix. Se publicó en España como "El pequeño Nicolás" en la editorial Alfaguara. En realidad nosotros solemos traducir "le petit", poniendo el nombre en diminutico, es decir, "Nicolasito". En el cuento, el protagonista y sus amigos se meten continuamente en problemas por su modo infantil de contemplar el mundo; También da nombre a la película francesa "Le petit Nicolas" de 2009.

Del actual "pequeño Nicolás" nadie nos desvelaba el papel que desempeñaba.

Al no saber nada, me propuse jugar pues ya con su nombre podía imaginarme lo que quisiera, y empecé castellanizando el "petit" en Nicolasito, y le planté un cognomen que le iba de maravilla convirtiéndolo en Nicolasito Pertusato. ¡Era tan parecido al enanito que en las Meninas, juega con un perrazo junto a la enana María Bárbola! Los dos se codean con nobles, reyes y princesas y sus oficios de correveydiles son parecidos. Nicolasito fue ayuda de Cámara de Felipe IV y siempre estuvo al lado de Dª Marinana de Austria. Que a uno le pinten en un cuadro y el otro salga tanto en la tele, son dos modos de inmortalizarlos. Nicolasito Pertusato estuvo siempre en la corte y murió  hacia los 70 años. Veremos que ocurre con el neonato de hoy.

Porque su nombre de pila es Francisco Nicolás Gómez Iglesias, estudia  Derecho, y fue detenido en 14 de octubre de 2014,  acusado de falsedad, estafa y usurpación de identidad. ¡Vaya con este Nicolasito!

Algunas fuentes periodísticas señalan que el joven se infiltró en las altas esferas del poder político y económico español, llegando incluso a hacerse pasar por miembro del CNI. No es estraño que cierta amistad cercana le calificara «de mente privilegiada», y «superdotado». Ahora ya le han convertido en estafador aunque afirme ser un colaborador del CNI, la Casa Real y la Vicepresidencia del gobierno.  En una entrevista con el periódico El Mundo dijo que fue presidente del Club Joven del PP de Moncloa-Arvaca. Parece claro que llevaba una doble vida pues mientras estudiaba Derecho en el Centro Universitario de Estudios Financieros se hacía pasar por una personalidad con importantes contactos políticos y empresariales, circunstancia que utilizaba para aprovecharse de ciertas entidades y personas.  Hay ya abundante documentación de la prensa y del sumario que se le instruye y la jueza ha aceptado la hipótesis de  la "posible protección económica y social hacia el pequeño Nicolás por parte de alguna figura importante dentro de las élites españolas, puesto que distintas fuentes concluyen que habría sido la única forma posible de ascender e infiltrarse en las élites de poder de este país de una manera tan impune".

 El "pequeño Nicolás", Nicolasito, tras su excarcelación, rompe su silencio con una expresión arriesgada "Me detuvieron porque sé demasiado"Supongo que Nicolasito iniciará pronto una serie en algún canal televisivo, cuyos capítulos se irán sucediendo y volverán a ser el "panem et circenses" con el que nos distraerán de los verdaderos problemas del País.

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