Que la cultura en este país no interesa demasiado no es nada nuevo, pero que la poca que hay va perdiendo cada vez más peso, es algo que está a la orden del día.
Son muchas las causas que hacen que cada vez sea más difícil acceder a la cultura, ya sea teatro, música, cine, etc., y como estamos viendo en estos últimos meses del año la Ley Lassalle nos va a dejar peor parados aún, ya que lejos de luchar contra la piratería lo que acabará haciendo será aislarnos de la evolución tecnológica.
La copia privada no estará permitida a no ser que se haga de un soporte original y propio, quedan fuera de la legalidad obras prestadas y contenidos emitidos en televisión o radio. La Comisión de Propiedad Intelectual (Comisión Sinde-Wert) contará con más libertad para establecer sanciones y cerrar portales que vulneren los derechos de autor previa autorización judicial. Además, podrán ser sancionados con multas que van desde los 30.000 a los 300.000 euros y también podrán obligar a ciertas empresas de publicidad a dejar de trabajar con las páginas penadas.
Como imaginareis, las páginas de enlaces también serán sancionadas, al igual que las empresas que contengan los servidores (independientemente del país donde se encuentren) y los intermediarios, excluyendo (porque sí) a buscadores como Google.
Otra modificación importante es que los operadores y las empresas proveedoras de publicidad serán los responsables de denunciar aquellos lugares y usuarios que incumplan los derechos de autor. Los jueces podrán exigir a las compañías operadoras: la identificación con dirección IP, nombre de dominio, dirección de Internet o dato similar de los usuarios denunciados.
Como ejemplo más destacado para ver las negativas de diversos sectores, las entidades de gestión de los derechos de la propiedad intelectual, como por ejemplo la SGAE, rechazan la Ley porque no recoge sus criterios ni aspiraciones, además de no dejar clara la manera en la que los autores serán beneficiarios de sus propios derechos de autor.