Es interesante el concurso de Premios al Comercio que por tercer año convoca el Ayuntamiento de Salamanca, y que sirve de acicate a los comerciantes salmantinos a mejorar sus servicios, sus productos, su presentación, su innovación,? que falta nos hace.
Salamanca es una ciudad que vive en su mayor parte del comercio, entre los salmantinos y, sobre todo, hacia sus visitantes, turistas nacionales y extranjeros que gustan de ser bien recibidos, tratados y que desean encontrar a su paso por nuestra capital, algo más que la tienda de souvenirs al uso en la mayoría de las capitales turísticas del mundo.
Hace unos días se fallaron los premios correspondientes a la edición de 2.014, pero lo que no acabo de ver son los criterios que se utilizan para otorgar estos premios.
Todos los comercios, asociaciones comerciales, barrios, son dignos de mi admiración y respeto, y vaya de antemano mi enhorabuena a los premiados, pero, como digo, no se en que se basan para otorgar un premio como por ejemplo el de la innovación a una asociación de comerciantes.
Innovar es: alterar las cosas introduciendo novedades, eso dice la RAE, y así también creo que lo entendía la convocatoria de los premios al describir este premio como: el destinado a comercios y otros servicios que incorporan elementos innovadores en sus productos, en el trato personal, en el servicio ofrecido, en sus instalaciones, en sus envases o en otros aspectos que contribuyan a realzar su valor competitivo y que sean notoriamente reconocidos por ellos, independientemente del atractivo general del establecimiento. Los participantes deben identificar en la memoria la singularidad o peculiaridad.
La convocatoria era clara, sin embargo no veo por ninguna parte la novedad en este caso. Innovar sería aportar algo distinto, en cuanto a lo que se ofrece (producto), en cuanto a la forma de ofrecerlo (trato) o en cuanto a la manera de presentarlo (marketing).
Creo que la iniciativa del ayuntamiento es buena, pero no sirve de nada si no se es escrupuloso a la hora de aplicar unos modernos criterios de comercio, y no los de siempre, para fallar unos premios con los que se quiere modernizar a nuestra capital, pero que si los seguimos viendo como si del premio al mejor traje charro, es decir, a lo de siempre, entonces no aportan ni inventan nada en el panorama pueblerino y anquilosado de la capital salmantina.
Hay que empezar a innovar no sólo convocando premios, sino modernizando las ideas, los juicios y las maneras de un consistorio que se tiene que sacudir aún bastante el polvo de la dehesa que tiene encima.