OPINIóN
Actualizado 25/11/2014
Isaura Díaz Figueiredo

El día se  había hecho largo, por lo que decido tomar un respiro en el parque junto a dominicos, habitual de madres que llevan a sus hijos a actividades extraescolares.
-¡Estoy agotada, ya no puedo más!
 -te escucho y comparto tu fatiga-
Desde la niebla, pude escuchar las inquietudes de estas madres, que en principio no eran otras que las que siempre han tenido las familias:
Miedos nocturnos de los hijos pequeños, las famosas crisis de crecimiento, la época de los desesperados porqués, la lucha de los padres contra la moda en ropa, peinados, época de adolescencia, y nuestros padres han tenido que batallar para que comprendiéramos su horario, y una serie de  normas que a nosotros nos parecían absurdas y seguramente los padres  de nuestros padres, sufrieron la misma batalla, ¡y hasta aquí!, nada nuevo bajo el cielo otoñal.
No obstante hay otras realidades, que en mis tiempos de niña, los padres no afrontaron, nuestros juegos eran pocas horas de TV, mucha creatividad, mucha socialización con los compañeros, y así aprendimos a controlar nuestros genios, el temperamento, respetar normas, saber perder a los juegos que inventamos en la calle, la rayuela, marcada en la acera con tiza del colegio, que sacábamos escondida entre las manos, saber esperar el turno cuando la comba, supimos? nuestros límites.
Al llegar a casa estaba nuestra madre, o quien la sustituía, para darnos la merienda, para escuchar nuestros conflictos, sin forzar nunca el dialogo, la conversación salía de forma espontanea.

-No hija que hoy no se puede hablar con ellos-
-que razón tienes-
Por mi profesión quise preguntarles si sus hijos sufrían alguno de estos trastornos
-Son sus hijos "niños de la llave", en España menores entre 6-14 años pasan las tardes solos y 70.000 cenan sin sus padres, no tienen a nadie que les riña, o controle sus meriendas, deberes, inquietudes, logros, y se acostumbran a estar solos, y hacer lo que menos les cueste y menos les aburra; cuando están con sus padres no obedecen, y al crecer, es difícil que acepten la autoridad.
Otros son niños Peter Pan, muchos padres se han pasado del autoritarismo a la sobreprotección, y el miedo al trauma, si se les riñe o castiga, por lo cual no se responsabilizan de sus actos, no saben enfrentarse y buscar soluciones al más pequeño problema, no son autosuficientes, son personalidades débiles, llenas de dudas al tener que tomar una decisión, tardan en irse de casa ya adultos, y son inmaduros emocionalmente, e incapaces de responsabilizarse.
Quizá su niños o adolescentes eran de "puertas giratorias", los padres intentan llevar con normalidad un divorcio y hacen a sus hijos partícipes de sus parejas al inicio de la relación, los niños se acostumbran a ver entrar y salir de las vidas de sus padres varios novios/as como en una puerta giratoria, esos muchachos se van distanciando emocionalmente, no se crean lazos afectivos, saben que las parejas de sus padres...son cosa de días, o meses. Deje a sus hijos fuera  de sus relaciones, solo cuando sea estable, hágales partícipe.
O quizá esos niños eran de "lo quiero todo", se crían en la abundancia, no heredan ropa ni juguetes de sus hermanos, todo es estrenar, tienen más juguetes de los que van a utilizar, posponen sus apetencias, y lo quieren ¡todo y ya!, cuando lo consiguen, no le dan importancia, no saben diferenciar entre apetecer y necesitar.
Quizá sufran de estrés temprano: colegio, futbol, judo, ingles, música, natación...vamos ¡que no tiene tiempo libre!; son niños irritables, cansados, duermen mal, pensemos en la jornada estresante que tienen, ¡más que un trabajador adulto!. Los padres les apuntan a todo tipo de actividades, sin  mirar en demasiados casos, si eso le va importar al niño, o es para que  no esté solo, y el niño? se siente asfixiado.
Y si tiene síndrome del emperador, es el rey de casa, dirige la vida de toda la familia, decide que se come, donde se va de vacaciones, son el centro y cuando crece? la familia es sustituida por amigos, que no plegándose a sus imposiciones y deseos, se ven frustrados, el egoísmo les trae problemas de socialización.
No supe cuál de estos problemas tenían aquellas madres, que ?"ya no podían más"-
Quise que las hojas ocres y amarillas que el viento movía suavemente les preguntara ¿Cómo se comunican ustedes en familia?, nunca hubo tanta comunicación virtual, y tanta soledad, apenas conocemos a nuestro entorno, cuando viajan, ¿sus hijos juegan a ver matriculas de coches que terminen en un determinado número?, o ¿a coleccionar colores, marcas etc?, ¿cantan, ríen? o sencillamente se conectan a un juego en cualquier versión y olvidan que a su lado va el hermano, los padres, y cuando comen en vez de dialogar de los temas que han ocurrido a lo largo del día o de la mañana, encienden la Tv y ella hace de comunicadora?¡es muy mala comunicadora!,¡ malísima! y además ¡atonta!
También puede ser que estén cansados los papás y les resulte difícil compaginar familia y trabajo.

Nunca sabré, si supieron entender el mensaje que desde la niebla quise que las hojas le trasmitieran, pero desde aquí les digo, que para ser padres nadie nos prepara, nunca vamos a ser perfectos, pero si intentarlo, demos cariño, disciplina, y mucha comunicación a nuestros hijos, inculcarles las virtudes del juego, retomar los juegos que tan felices nos hacían, saber que con la imaginación podemos vivir las aventuras mas increíbles, saborear el frío, la niebla, la humedad, escuchar el crujir de las hojas amarillas cuando van cambiando a color ocre, dejar que la lluvia acaricie nuestro cuerpo? así crecimos y así desarrollamos nuestra creatividad.

 

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