OPINIóN
Actualizado 23/11/2014
Juan José García García

"Venid vosotros benditos de mi Padre (?) Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme" (?) "En verdad os digo que cada vez que lo hicisteis con uno de estos mis humildes hermanos más pequeños conmigo lo hicisteis" (Mt 25,34-37; 40)

Así, llamará, el Rey de la Gloria a los buenos en el juicio final. Por lo tanto, no podemos vivir de modo egoísta nuestra vida. Estamos en un mundo que no hace falta que actuemos, no para vivir sin pena ni gloria.

Nos acordamos de nuestros mayores, de esas personas, que son débiles o que ya la memoria la han perdido, pero nosotros no podemos olvidarnos de ellos. Son como niños y ya están disfrutando anticipadamente del abrazo paterno.

Los niños, que hay que ser como ellos, podemos tener nietos o nietas, niños o niñas. Pero nos acordamos, de esos niños desfavorecidos, como escribí un día, como es el centro materno infantil "Ave María" u otros centros como las Hijas de la Caridad que tienen tienen unos niños. Y otros niños o niñas que por circunstancia de la crisis se ven obligados a llevar los libros fotocopiados por no tener recursos económicos para poder costearse el material escolar o los libros, ¿conocemos algún caso cercano a nosotros? A lo mejor necesitan pañales, ropita, potitos, leche materno infantil o leche (desde aquí animo a la Cofradía de Jesús Despojado con su campaña somos la leche, ojala lo seáis y consigáis mucha leche), o vayamos a saber que necesidades tienen o acarrean. ¿Podemos interesarnos por ellos?

Los transeúntes, podemos ofrecerles una conversación, comida o ropa. Pero quizás mejor escucha y no juzgarlos.

Y aquí como muchos saben dónde yo viví, durante tres años de mi vida, Proyecto Hombre como unas personas que no han vivido el Evangelio y han caído en el pecado. Pues señores si viven el Evangelio y son  Hijos de Dios, sí fuera por allí lo vería, lo viven y lo transmiten. Están en un proceso de conversión. Conmigo hicieron, lo que aparece al principio de este texto. Por lo tanto, sí nos acordamos de ellos seremos bienaventurados, pero sí no hacemos por acordarnos, ¿queremos ser desaventurados?

No seamos egoístas, debemos dar oportunidades a todo el mundo. Jesús vivió la soledad, la injusticia, la tortura, la muerte. Por lo tanto Él es el enfermo, el niño, el transeúnte, el drogodependiente y el presidiario todos tienen el rostro de Cristo. Véalos como si fuesen nuestros Cristos.

Como dice San Agustín, en su Sermón 389,42: "¿Por qué lo preguntas tú, adúltero, homicida, defraudador, sacrílego, blasfemo, incrédulo? Pero nada de eso les dijo, sino: Porque tuve hambre, y no me disteis de comer (Ib. 42).

Igualmente está escrito: Introduce tu limosna en el corazón del pobre, y ella rogará por ti al Señor (ib. 29, 15)"

 

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