OPINIóN
Actualizado 22/11/2014
Rubén Sánchez Parazuelo

Todos somos los primeros defensores de nuestra empresa. Los que primeros nos motivamos.

Fue su ejemplo el de empezar en un garaje y revolucionar el mundo de la tecnología como referente, pero si eres emprendedor y no lo tienes interiorizado, cada día que te levantes, no lo sientes, es que no ha nacido en ti la conciencia emprendedora. Emprendedor es empezar trabajando, seguir trabajando y hacer más trabajo, a cambio de renuncia a todo y a todos, a una vida.

Igual que Steve Jobs tenemos un propósito, poner nuestro ego en lo más alto y ser referente en el mercado y no sólo en las Nuevas Tecnologías. Hay muchos sectores en los que se necesita más trabajo, más ilusión, más motivación para ser referente y modelo. Se tiende a pensar, y muchos de nuestros jóvenes titulados así lo creen, que el futuro está en las nuevas tecnologías exclusivamente, pero hay cientos de puntos de vista nuevos, para renovar negocios clásicos. Nuevas formas de hacer productos, nuevos materiales a desarrollar y a aplicar, en definitiva, a no ser sólo emprendedores de guante blanco, si no emprendedores que sepan mancharse las manos y crear. Aquí entra un factor importante que, tras años de crisis en los que Europa se ha vuelto a seccionar, nos demos cuenta de que España es la China de Europa. Somos la mano de obra barata y ya que estamos en eso, no nos adaptemos, exploremos nuevas vías de desarrollo en aquello en lo que otros no quieren trabajar.

Si los españoles sobrevivimos en estos tiempos es porque antes que quejarnos, vamos saliendo adelante con lo que hay, nos adaptamos al entorno, situación hábilmente aprovechada por aquellos que incluso en estos tiempos ganan aún más que antes. No nos indignemos de aquello que propiciamos. Un profesional debe cobrar por aquello que elabora (cientos de usuarios han dado la razón a Steve Jobs pagando por su objeto del deseo hasta 10 veces más por lo que otros productos del mercado le pueden proporcionar). Esto nos trasmite una fuerte ilusión: podemos ser capaces de crear objetos del deseo. Nuestra capacidad de ingenio, la de los millones de Quijotes que hay en este país, serán capaces de crear, innovar y desarrollar productos que sean de admirar y consumir por los compradores.  

 

Profesionalidad no significa haber hecho siempre lo mismo, si no aquel que se levanta cada día con ganas de ser el mejor y tener una mente predispuesta al aprendizaje constante. No he sido el primero en escuchar "unas veces se gana y otras se aprende" y el lector será el próximo en transmitirla. Steve Jobs transmitió a los emprendedores a mirar dentro para enseñar fuera, si lo que se quiere es ser mejor. Para lograrlo, no hay que zancadillear al de al lado porque no es mejor el que menos rivales tiene, si no el que consigue que su producto y/o servicio lo reconozcan los consumidores. Si detrás de un buen producto hay una buena historia, todos queremos formar parte de ella teniendo ese producto.

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