Hoy seguramente me ha salido el título más populista de todos. Ya sé que frivolizar con estas cosas no está bien, se asusta a la gente sin necesidad. En realidad el título debería decir que casi 27.000 personas mueren al año en España de forma prematura como consecuencia de la contaminación atmosférica, medio millón en la Unión Europea. Pero no lo digo yo, ni siquiera nuestro gobierno tan aficionada a amenazarnos con tantas cosas y que nunca nos miente; ni tampoco Ecologistas en Acción, tan aficionado a asustarnos por nimios detalles tan contrarios al progreso. Para aclarar, no es que los contaminantes maten de forma directa, agravan seriamente donlencias varias, de ahí lo de muertes prematuras.
Lo dice un informe de la Unión Europea (Calidad del aire en Europa, 2014), de esos a los que no les gusta referirse ninguna autoridad, independientemente de la Administración de la que hablemos. Ya sabemos que en Salamanca, por ejemplo, el Ayuntamiento no avisa de episodios problemáticos relacionados con la contaminación (como el ozono), aunque los datos de la Junta digan lo contrario; por no hablar de estudios de contaminación de los que nunca más se supo (aparte de sembrar la ciudad de unos llamativos postes). De hecho el informe prácticamente ha pasado desapercibido, como en años anteriores.
En realidad los problemas son mayores o menores dependiendo del contaminante del que se hable, y hay unos cuantos. España en general no parece ser el caso más alarmante, pero esto varía según los límites de contaminación que se apliquen. Si se consideran los de la Organización Mundial de la Salud, la exposición a niveles "no seguros" de muchos contaminantes se dispara hasta el 95% de la población urbana. De todas formas se habla de una mejora considerable en términos generales, pero lejos de lograr que la calidad del aire deje de suponer riesgo para la salud humana y el entorno natural. Destaca su perjudicial efecto sobre la vida vegetal y los ecosistemas. En realidad la aparición de "nuevos" contaminantes termina compensando la disminución de otros. Y recuerda que el creciente número de estudios científicos demuestran que los contaminantes tienen efectos más perjudiciales para la salud de lo que se pensaba hasta ahora.
¿Y qué tiene que ver esto con el petróleo y Canarias? Pues que nuestra actividad económica está sostenida por un modelo energético basado en la quema de hidrocarburos que, además de emitir gases de efecto invernadero lo que ya de por sí nos aproxima a un futuro terrorífico, generan un gran número de contaminantes. Hidrocarburos con un horizonte de agotamiento más cercano del que pensamos, según las propias petroleras. Y en España la movilidad basada en la carretera (y las amplias calzadas en nuestras ciudades), transporte privado, es quien más contribuye al problema. Visto esto, ¿de verdad el camino es acabar con políticas favorables al impulso de energías renovables?, ¿de verdad que como país resulta rentable poner en peligro nuestro entorno con prospecciones petrolíferas en Canarias y en otras partes, incluido el fracking?
Y ya sé que no es petróleo, pero el uranio también genera problemas graves y tampoco está lejos de agotarse, por ello ¿destruir parte de nuestra provincia buscando uranio en Retortillo y Villavieja de verdad soluciona algo, además de la cuenta de resultados de una empresa que además parece un poco tramposilla (como las petroleras, por cierto)?
El informe se puede ver en la siguiente dirección, está en inglés:
http://www.eea.europa.eu/publications/air-quality-in-europe-2014