Tengo los oídos aturdidos de jueces y fiscales, de corruptos, imputados y condenados, de operaciones policiales con nombre muy peculiares, de pepés, pesoes, podemos y otros especies de políticos, de paraísos y fraudes fiscales y otros fraudes, de eres fraudulentos y desviaciones monetarias, de sobresueldos, jubilaciones anticipadas millonarias y tarjetas opacas o negras, de viajes de diputados o diputadas para ver a la novia, al novio, a la querida o al querido a costa del erario público, es decir de nuestro bolsillo, de autodeterminaciones y consultas de independentistas, de dinero?. dinero? dinero?
Por eso hoy voy a quedarme aquí, en mi refugio del monte, escuchando las esquilas de las ovejas y el ladrido de los perros pastores, y mirando esa flor. Una flor de las pocas que ha dejado el verano, o quizá ha brotado con la otoñada, entre las setas. Es una clavelina amarilla, con su corola, sus pétalos y sus pistilos, y el tallo erguido. Sencillamente una maravilla.