OPINIóN
Actualizado 21/11/2014
Juan Robles

Con la actualidad del grupo sociopolítico Podemos, que presume de tener el estilo de procedimiento asambleario, resulta oportuno reflexionar sobre todo aquello que tiene que ver con las prácticas de asamblea.

En esa línea de reflexión, conviene aclarar todo lo que suena a asamblea y especialmente en el ámbito eclesiástico. Precisamente iglesia, ecclesia, significa eso: asamblea, comunidad. Esa práctica eclesiástica se ha combinado constantemente con la actuación y el gobierno monárquico de su actuación jerárquica para tomar las decisiones, tanto dogmáticas como de práctica moral.

El pasado mes de septiembre, nuestro obispo D. Carlos anunciaba el propósito de celebrar una asamblea diocesana, que reflexione y tome decisiones acerca de cómo cumplir la petición del Papa Francisco de renovar nuestras actitudes de acogida para abrir las puertas y los espacios de presencia que sea válida para tantas personas que en los últimos tiempos se han alejado del seno de la Iglesia católica. Y lo mismo para adaptar las prácticas morales a las exigencias de los nuevos tiempos, inspirados en el espíritu evangélico que siempre ha tratado de seguir la Iglesia en diversos momentos de su existencia, con más o menos éxito.

El domingo pasado, los dirigentes diocesanos nos invitaban a dar a conocer la intención de celebrar dicha asamblea, y señalar las tres líneas o caminos que se pretende seguir, orientados por la exhortación del Papa "La alegría de evangelizar":  Se pretende, en primer lugar, profundizar en una mayor espiritualidad o incidencia en la experiencia religiosa que tiene en la base el trato, encuentro y seguimiento de Jesucristo.

La segunda pista de avance es la de la renovación pastoral, tratando de adaptar el procedimiento de las relaciones con la sociedad y con las comunidades eclesiales más adaptado a las necesidades o conveniencias de las nuevas situaciones y con el lenguaje propio de nuestros días, de modo que sean inteligibles para el hombre de hoy de modo que le anime a implicarse en las actuaciones del cristianismo.

Finalmente se quiere investigar y decidir sobre la reforma y adaptación de las personas y las comunidades, de modo que haya una mayor correspondencia entre los efectivos personales y las necesidades estructurales de la Iglesia.

Se invita a entrar en el espíritu asambleario de participación y compromiso del mayor número posible de cristianos, sean éstos practicantes, personas de práctica light, cristianos comprometidos y aun alejados de la Iglesia pero dispuestos a participar en espíritu de buena voluntad.

Es un periodo interesante y de una gran ilusión que, con esfuerzo, realismo y trabajo constante, puede llevarnos a unos resultados que renueven a comunidades y personas y, en definitiva, a toda nuestra iglesia diocesana de Salamanca. Será un proceso que durará desde ahora hasta junio de 1916.

El camino está abierto, la llamada e invitación a participar y comprometerse también. Asamblea supone caminar juntos. Es lo mismo que significa la palabra sínodo, y aun concilio, que tantas veces y en todo tiempo ha practicado la Iglesia cristiana. Hace pocos días, se celebraba en Roma el sínodo extraordinario sobre la familia en el contexto de la evangelización de hoy. Y el próximo año se volverá sobre el mismo tema en un nuevo sínodo, o asamblea eclesial, sobre el modo de proceder en relación con la familia para que se sienta acogida, formada y con capacidad de tener protagonismo en la sociedad y en la Iglesia.

Estamos en proceso de asamblea diocesana salmantina. Que el Espíritu de Dios nos guíe, acompañe y nos lleve a encontrar el buen término de nuestros trabajos con el fruto que de él esperamos y deseamos. El siguiente video nos explica los tiempos y procedimientos de nuestra asamblea diocesana. Estamos en camino:

http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=MheV1i69bHw

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