OPINIóN
Actualizado 18/11/2014
Charo Alonso

A mí el culo de la Kardashian esta me gusta, es lo que llamaría mi señora madre un culo mesa camilla, acogedor en estos tiempos en los que el frío nos sorprende porque nos creemos poseedores de un verano inmortal. Claro que también mi madre apostillaría eso de "cacho guarra", si es que sus múltiples ocupaciones le permiten detenerse en la famosa foto. Mi madre es una mujer completa que lo mismo hacía membrillo, como que tejía un chaleco, supervisaba la sopa, los deberes y daba una colleja con la mano libre. Mi madre era una superwoman avant la lettre y lo único que le faltaba era recibir a mi padre hecha un primor, pero claro, con cinco criaturas una siempre acababa rebozada en regurgitaciones varias. Yo trato de ser tan divina de la muerte como ella e imitar los consejos de las revistas, pero claro, en alguna parte tengo que cojear y en vez de ponerme estupenda me agarro el pijama de cuadros de franela y el glamour se queda donde la casta política española perdió la vergüenza. Entiéndanme, a mí, como dice uno que yo me sé, la vida privada de los políticos me da igual, pero no le pago los condones. Ajá. El linchamiento público e impúdico de la vida privada de un señor me parece denigrante, y por supuesto, sus historias erótico festivas me la sudan? lo que me escandaliza hasta la náusea es que no tengamos un sistema de control de dietas, facilidades para viajar y demás prebendas? esas que para el común de los mortales, querido lector, son ciencia ficción.


    Eso de ir por la geografía española estrechando puentes entre comunidades autónomas y publicitando el producto propio está muy bien. Yo también me apunto a conocer las Islas Afortunadas, que no he ido nunca, y a darme un garbeo por ahí a gastos pagos, porque con abonar la luz, el teléfono, la hipoteca y las clases extraescolares de la niña bonita no me queda para más historias. Un político tiene la dura tarea de asistir a comisiones, plenos y demás zarandajas agotadoras, bien merece no reparar en gastos para tener un fin de semana relajado en un buen hotel y sin viajar en turista con las rodillas en la boca y la ropa embutida en un maletín de mano para no pagar por la maleta, que todo eso ya lo sufrimos los demás. Los demás que ya ni nos escandalizamos por los abusos de la clase política ni por el culo de redondeces de rotonda de la señora esa que ni sé qué importancia tiene en la vida ni a qué dedica el tiempo libre. Es que una está muy desfasada últimamente, a mí, los pocos ratos de asueto que me quedan me sirven para meditar concienzudamente sobre mi falta de glamour y la necesidad que tengo que reponer la ropa interior y comprarme un camisón de esos medio sexis para no parecer un preso de película carcelaria con mi famoso pijama de franela. Ese que me hizo mi señora madre en un rapto de falta de impudicia y que es tan calentito, aunque mi hermano el bombero diga que le baja la libido al más necesitado. Está visto que yo no haría carrera de pareja de político, porque tiene una mucha vergüenza torera para dejar que el susodicho venga a verme el pijama famoso a cuenta de todos los españoles. A mí me gusta ganarme el pan con el sudor de mi frente, y aceptar de los otros aquello que generosamente me den y en buena lid les pertenezca. Abogo por un código ético que ponga a cada uno en su sitio y que cada cual se pague sus vicios y fornicios de su bolsillo y no del nuestro, que con llegar al día quince tiene más que suficiente. Mientras, sigamos mirándole el culo a la señora esta a ver si nos decidimos a dejar de pensar en que nos sobra lorza por todos los lados. Como diría mi señora madre, que alguien le deje unas bragas a esta chica y que no coja frío, y al glamour que le den tila, como al otro.

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