ALBA DE TORMES | El presidente de la Conferencia Episcopal Española dedica unas palabras el V Centenario en Asamblea Plenaria
El presidente de la Conferencia Episcopal Española y Arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez, confia en que el papa Francisco visite Ávila y Alba de Tormes en 2015 para conmemorar el V Centenario del Nacimiento de Santa Teresa de Jesús. Así lo ha transmitido hoy durante el durante el discurso inaugural de la CIV Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española (CEE), que se celebra durante en Madrid.
Mons. Blázquez se ha referido, por último, al V Centenario del nacimiento de santa Teresa de Jesús, que se inició con la celebración de una Eucaristía en Ávila el pasado 15 de octubre. Con palabras de Santa Teresa, "¡ya es tiempo de caminar!". Recordar hoy a Santa Teresa, una mujer del siglo XVI, "nos enseña a aprender del pasado, si le diéramos la espalda, recortaríamos las posibilidades de nuestro presente y de nuestro futuro".
El Presidente de la CEE ha recordado que los obispos peregrinarán a Ávila al final de la próxima Asamblea Plenaria, en abril de 2015 y se ha mostrado confiado "en que el papa Francisco nos presida en la visita a la cuna de santa Teresa en Ávila, y su sepulcro, en Alba de Tormes ".
Parte del discurso donde Ricardo Blazquez se centra el en V Centenario del nacimiento de santa Teresa de Jesús
El día 15 de octubre tuvo lugar en Ávila la celebración de apertura del V Centenario del nacimiento de santa Teresa de Jesús, con una eucaristía en el centro de la ciudad, a la que invitaron el Sr. obispo de Ávila, el presidente de la Conferencia Episcopal y el P. provincial de los carmelitas de Castilla. La celebración fue muy concurrida y hondamente participada; la mañana era luminosa; transcurrió con la dignidad y belleza de la liturgia y con la sobriedad del alma castellana.
Con este motivo envió el papa Francisco un precioso mensaje al Sr. obispo de Ávila, que él personalmente resumió al comenzar la celebración. Tomando pie de la frase de Teresa al morir en Alba de Tormes, «¡Ya es tiempo de caminar!», el papa nos invitó a aprender de ella a ser peregrinos. Desarrolló en el mensaje cuatro itinerarios, que sintetizan la vida de la santa andariega y que son muy elocuentes para nosotros: el camino de la alegría, de la oración, de la fraternidad y del propio tiempo. Con santa Teresa podemos decir que «un santo triste es un triste santo». La verdadera santidad es alegre porque el Evangelio es su fuente; Teresa de Jesús es maestra de oración, como ha sido reconocida oficialmente por la Iglesia. El camino de los discípulos del Señor discurre por la vía de la fraternidad. Dentro de la Madre Iglesia estamos llamados a vivir y convivir; al morir somos despedidos desde la casa materna de la Iglesia a la casa del Padre celestial. La Iglesia es casa de puertas abiertas; está en camino hacia los hombres para llevarles el gozo del Evangelio. No huyamos de los caminos por donde Dios nos vaya guiando. En todos los senderos y encrucijadas el Señor se hace encontradizo.
Recordar hoy a santa Teresa, una mujer del siglo XVI, nos enseña a aprender del pasado; si le diéramos la espalda, recortaríamos las posibilidades de nuestro presente y de nuestro futuro. Fray Luis de León reconoció que no había conocido a Teresa en vida, pero sí la conoció por sus escritos y por sus hijas; esta es también nuestra situación. Ella está viva en su obra de reforma y nos habla en sus libros; son dos espejos transparentes de su presencia.
Santa Teresa fue una monja contemplativa del siglo XVI, orante, iniciadora en la oración y maestra de oración. Teresa fue una mujer de humanidad arrolladora, de excelente pluma, de desbordante actividad, dotada de una luz singular para descubrir a Dios también «entre los pucheros»; supo adentrarse en los itinerarios más íntimos del hombre con un instinto penetrante en el análisis y certero en la valoración; recorrió caminos en carromatos y pasó malas noches en malas posadas. Pero, ante todo y sobre todo, fue una mujer de oración.
¿Qué tiene que ver la oración como síntesis de la vida de santa Teresa con los hombres y mujeres de nuestro tiempo, y particularmente con nosotros, cristianos? Este centenario es una preciosa oportunidad para descubrir el sentido cristiano y humanizador de la oración, guiados por una maestra excepcional. La oración y el silencio son hogar de la palabra. La oración derrama luz en el espíritu. Con la oración se nutre la esperanza y se templa la paciencia en las pruebas. De la oración nace la intrepidez y la determinación para la acción caritativa y apostólica; la oración es como un soplo que alienta la fe para hacerla más vibrante y gozosa. A través de la oración el alma se pacifica y serena. En la oración se funden las penas como se derrite la nieve ante el sol.
En la Asamblea Plenaria del mes de abril tendremos como Conferencia la oportunidad de peregrinar a Ávila. Confiamos en que el papa Francisco nos presida en la visita a la cuna de santa Teresa, en Ávila, y a su sepulcro, en Alba de Tormes. ¡Que estas efemérides nos enseñen a convertir nuestra vida en una salida para llevar el gozo del Evangelio a las periferias de los pobres, los enfermos, los descartados y los pecadores!