OPINIóN
Actualizado 17/11/2014
Jorge Moya

"El mundo es un polvorín a punto de estallar". Con estas lapidarias palabras, Christian Malard definía la situación geopolítica mundial actual.

Malard es un reputado periodista francés de política extranjera, que ahora ejerce como consultor diplomático internacional para importantes cadenas (CNN, BBC, BBC WOLRD y i24news). Su brillante trayectoria le ha acercado a entrevistar a más de 40 jefes de Estado, desde Nixon, Putin, Hosni Moubarak y Tony Blair hasta Georges W. Bush, así como a otras altas personalidades como los Premios Nobeles Shimon Peres, Al Gore y Mijaíl Gorbachov.

Rodeado de obras de Joan Miró (El Tapiz de Tarragona) y degustando grandes vinos y buena comida, tuve la suerte de escuchar  el pasado jueves, gracias a una invitación de mi gran amigo Pierre, gerente del restaurante ZAZÚ, a este insigne periodista.

Con un tono afable y coloquial, pero con gran ímpetu, Malard nos contó el impacto de las revoluciones árabes en el mundo occidental. Luchas internas y externas, diplomáticas y no tan diplomáticas, en el oriente más próximo, equiparables a los momentos más álgidos de la Guerra Fría como pudo ser la crisis de los misiles de Cuba.

Un ejemplo claro, según Christian Malard, es la inexorable fabricación de la bomba atómica por parte de Irán. A cincuenta kilómetros de Teherán, bajo decenas de metros, existe una fábrica de armamento nuclear, dirigida por ingenieros rusos y norcoreanos, financiada con petrodólares y supervisados por China. La tensión que esto ha generado en el resto de las naciones y las acciones que están tomando, se nos escapan a las personas de a pié, ya que nos llegan fracciones minúsculas de esta crisis en mayúsculas.

Según Malard, el peor de los errores es que las superpotencias de Europa y Estados Unidos  no están haciendo nada contundente por miedo a reacciones  chinas o rusas. Pero hay un país que tarde o temprano  tendrá que actuar, ya que sabe que esa bomba lleva su nombre: Israel.

Un ataque preventivo a Irán por parte de los Judíos, podría desencadenar una reacción en cadena fatal para el sistema mundial que conocemos.

El periodista francés, recrimina intervenciones  americanas en suelo musulmán. Según dijo: "Estado Unidos no ve la realidad más allá de sus fronteras", por lo que las acciones a las que se refiere el "journaliste"  que deberían tomar los países occidentales no son, en ningún caso, bélicas sino más bien "educativas" hacia otros países árabes.

Recalcó los beneficios de un estado "policial" frente a uno militar, como el que se forja en Túnez (país árabe en el que más libertad tienen las mujeres), y recomienda que, el propio pueblo árabe es el que tiene que acorralar a los "barbu" ("barbudos"  refiriéndose a los radicales musulmanes), ya que su fanatismo es, posiblemente, el que nos lleve a una guerra mundial de consecuencias bíblicas.

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