OPINIóN
Actualizado 16/11/2014
Victorino García Calderón

Las nuevas propuestas de heridas en la faz del paisaje salmantino, las posibles reaperturas de explotaciones de minas no huelen bien, la corrupción está en la médula de sociedad, incluida la rural, llevando a un pozo de negrura, el futuro de cientos de pu

Deberían oler solo a encina, a roble, a dehesa, a naturaleza amable, a animales nobles y bellos... pero no, huele a todo ello mezclado con el olor nauseabundo de la corrupción. La falta de transparencia en la información que

llega al ciudadano sobre las posibles explotaciones mineras que circulan de boca en boca por toda la provincia. La información sesgada que los medios supeditados al poder realizan de este tema haciendo casi exclusivamente de altavoces de las promesas de las empresas -ya incumplidas en gran parte- a vecinos y ayuntamientos en los que se ubican las posibles explotaciones. La nula consulta de dichos ayuntamientos (con alguna honrosa excepción, como el de Boada) a todos sus vecinos sobre la voluntad de querer o no una explotación contaminante a pocos centenares de metros de su localidad. El poco eco mediático de los que se oponen con tesón y razones a dichas explotaciones y un sin fin de circunstancias hacen de todo ello un tema casi tabú, suscitando no pocas discusiones y controversias, a favor y en contra de un progreso mal entendido.

Cuando hace uno o dos años años empresas especuladoras australianas -nunca van a ser exploradoras, lo demuestran sus webs- quisieron reabrir alguna de las minas de wolframio o iniciar la explotación del uranio en

nuestra provincia, se pusieron manos a la obra comprando voluntades, tanto a ciudadanos como a los ediles de los pueblos cercanos y lo hicieron con malas artes. Engañaron con el número de puestos de trabajo que prometían a cientos y que se han quedado en menos del número de dedos de una mano, atrayendo a miles de personas, como en el caso de Retortillo, a apuntarse  a un trabajo que no llegará, si es que lo hace, más que a unos pocos. Sin contar las dádivas a alguno de los ayuntamientos en fiestas, parques "biosaludables" para niños y mayores mientras las acciones en bolsa subían y algunos se repartían los beneficios millonarios, dejando las migajas para los vecinos y/o forzando a algunos ediles a recalificar terrenos para poder construir, cambiando proyectos que iban a ser sólo de extracción (*) para hacerlos de tratamiento y cementerio de residuos que en el caso de Retortillo-Villavieja cobra un sentido asesino tanto del reino vegetal (30.000 encinas y otras especies ), animal (buitres leonados, cigüeñas negras e innumerables especies de aves, reptiles e insectos) y humano, desviando carreteras y cauces de ríos, construyendo piscinas de ácidos corrosivos, explosiones a cielo abierto a pocos metros de uno de los balnearios más emblemáticos de la provincia y un sin fin de barbaridades que afectarían a la ganadería, seres humanos y que dejaría el entorno visto para sentencia para cientos de años.

Ya se sabe, esto de la corrupción ?los que compran y los que se dejan- según los medios de información, sólo ocurre en las altas esferas de los gobiernos del estado y/o de las comunidades autónomas, en algunos sindicatos, metiéndolos a todos en el mismo saco y bla, bla, bla? todos los días lo mismo, ocultando lo que todos

sabemos: ¡¡hasta en los pequeños pueblos hay corrupción!! lo de las minas no es lo único, la provincia y la capital están llenas de edificios y monumentos mastodónticos que costaron muchísimo dinero que estamos pagando entre todos y de qué manera, resultando útiles sólo unos días  al año. Centros polivalentes, edificios multiusos en los que caben todos los habitantes del pueblo y sobra sitio, paradas de autobús en las que sólo hay autobús dos días a la semana, frontones cubiertos, squash, sedes consistoriales carísimas y enormes, piscinas? todos los pueblos tenían que presumir de "lo que se estaba construyendo" en el mismo, muchos de estos edificios no se pueden mantener hoy día, el dinero entraba a espuertas en los pueblos repletos de deficiencias urbanísticas, sanitarias o de otra índole que no se han abordado de la mejor manera. Se construyó la casa por el tejado sin dar más explicaciones que las que han querido dar, que han sido casi ninguna. Ahora tenemos pueblos, sobre todo en invierno, solitarios, con docenas de miles de casas cerradas, con moradores de una edad media de casi 80 años que observan cómo su entorno se vende al mejor postor plagados de inútiles y megalómanas construcciones, sin que casi nadie haya pagado por tamaño desastre cometido.

Es necesario un nuevo planteamiento de las relaciones socio-políticas en el mundo rural si no, esta provincia y

otras, terminarán siendo en muy pocos años un desierto regado de caseríos deshabitados vendidos a grandes multinacionales para que hagan con la tierra que regaron con su sudor nuestros antepasados y legítimos moradores, lo que les dé la gana, tanto en la superficie como en las entrañas. Sólo nosotros podemos pararlo, los corruptores y los que gobiernan lo saben bien, la tienen destinada a ello.

Cada día que pasa será más difícil cambiar el sentido de las cosas. Los medios tienen su responsabilidad, los políticos que tenemos están entrenidos en otras cosas -ya sabemos en qué- y aunque el olor a podrido se lo aguanten las consecuencias si no los echamos de ahí serán irreparables para nuestros hijos y nietos.

 

(*) Hoy sábado 15-N, acabo de ver que los proyectos de la mina de uranio de Retortillo-Villavieja han sido devueltos a los ayuntamientos  respectivos para empezar de cero todo el proceso de aprobación. Espero que ambos municipios se den cuenta de los errores pasados y si tienen que pagar por lo hecho que paguen.

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