Con la mirada puesta en el final de año, pero, probablemente, también en el cuarto domingo del próximo mes de mayo, día 24 para más señas o lo que es lo mismo elecciones municipales, el alcalde de Salamanca, Alfonso Fernández Mañueco, acaba de presentar el presupuesto municipal para 2015, en el que, de nuevo, vuelven a tener protagonismo ?y eso está muy bien- las políticas sociales a las que se destinan 84 millones de euros, 5 millones más que en el ejercicio en curso.
Como no podía ser de otra manera la reacción del PSOE no se ha hecho esperar y así su viceportavoz municipal ,Toribio Plaza, no sólo ha tildado las cuentas de "estafa a los ciudadanos", sino que también las ha considerado "irreales, ficticias y electoralistas".
Pues muy, cada uno en su papel que es lo que tiene esto de la política. Bla, bla, bla? y luego pasa lo que pasa. Al ciudadano de a pie le traen al pairo los miles de millones que se prevén gastar y si son más o menos que el ejercicio anterior. Lo que realmente le interesa es como todo esto se traduce en su día y si podrá disponer de recursos suficientes para tener cubiertas sus necesidades básicas y las de aquellos que de él dependen.
Que el Ayuntamiento de Salamanca prevea reducir su nivel de endeudamiento hasta el 64,88% a 31 de diciembre de 2015 y se alcance el nivel más bajo de los últimos 22 años es importante, lógicamente, para las arcas municipales, pero intrascendente y trivial para el conjunto de los trabajadores quienes de sobran conocen que si en sus casas se debe más de la mitad de lo que hay, por mal camino van, pero la cosa pública es diferente, ¡qué nos van a contar que no sepamos!
En todo caso, ojalá que, por el bien de la ciudadanía, dejen de producirse más situaciones irregulares ?por llamarlo de alguna manera- porque España sigue siendo el hazmerreír de Europa y lo que te rondaré, morena?