Profesor de Derecho Penal de la Usal.
La semana que ahora finaliza ha sido una de las que más se ha hablado sobre los diferentes casos de corrupción en España, aunque si seguimos en esta línea ascendente, no habrá otro tema de conversación entre la ciudadanía. Y no es para menos, después de las últimas tramas criminales investigadas por las autoridades judiciales y descubiertas por las fuerzas de seguridad del Estado.
Desde Gürtel a Púnica, pasando por el caso Nóos, los viajes a Canarias de Monago, el escándalo de los ERE de Andalucía y el último en el que aparecen implicados algunos alcaldes y altos funcionarios de varios ayuntamientos y diputaciones de nuestra geografía, se genera hartazgo generalizado de los ciudadanos y desconfianza hacia quienes tienen como deberes supremos garantizar el progreso y el desarrollo social y la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos.
Según un estudio publicado recientemente por el diario El Mundo, en la actualidad casi el 50 % de los casos de corrupción pertenecen a políticos del PP, el 30 % a políticos del PSOE, repartiéndose el otro 20 % entre el resto de las agrupaciones políticas. Por Comunidades Autónomas, el primer lugar lo ocupa Andalucía con un total de 114 implicados y le siguen Valencia, con 86, Madrid, con 70, Cataluña, con 38 y Baleares, con 35. Pero los datos no se quedan ahí y crecen en progresión geométrica cual peste negra que en el siglo XIV acabó con la vida de unos 25 millones de europeos y de 60 millones de asiáticos. Ante este panorama, declaraciones como las del Magistrado Joaquin Bosch, miembro de la asociación "Jueces para la Democracia", cuando afirma que en España "tenemos el mayor número de corruptos de Europa y el menor número de jueces", son tan reales como la vida misma.
No obstante, es una buena noticia que Pedro Sánchez, líder del PSOE, haya firmado un acuerdo con la ONG Transparencia Internacional para luchar contra la corrupción y por la transparencia, en el que se compromete a elevar propuestas ante el Congreso de los Diputados. Aún así, para que estas propuestas sean de verdad creíbles por los ciudadanos, Sánchez debería dar un paso al frente y expulsar de las filas de su partido a personajes como Griñán o Chaves, presuntamente implicados en el escándalo de los ERE. Y no se puede andar con medias tintas diciendo que "les ha requerido el TS para que declaren y que aún no están imputados". En lo referente a la responsabilidad política, el argumento de que "la mujer del César no sólo tiene que ser honrada, sino parecerlo", debe cumplirse siempre. Sólo así podrá convertirse realmente en alternativa de gobierno, porque lo que está meridianamente claro es que una organización política no puede emprender la singladura de la transparencia con parte de la tripulación salpicada por casos de corrupción.
En el PP, por el contrario, no ha habido hasta el momento una condena contundente de ciertos comportamientos de políticos implicados en casos de corrupción (algunos ya condenados y otros en vías de serlo). Así, Rajoy, que reacciona siempre tarde y mal, no sólo ante cualquier escándalo, sino también ante situaciones políticas de especial trascendencia (como ante la consulta catalana del día 9, que ha tardado tres días en valorar políticamente lo acontecido), no ha enmendado públicamente algunos calificativos que en su día hizo sobre alguno de sus compañeros de partido y responsables de gobierno en sus respectivos fueros. Los ciudadanos estamos esperando que se desdiga de declaraciones como las de "Fabra es un ciudadano y un político ejemplar para el PP y para los ciudadanos de Castellón" o la de que "yo quiero un Gobierno para España como el que preside Matas en Baleares". Sí es cierto que otras, como las que dedicó al ex tesorero de su partido "nadie podrá probar que Bárcenas no es inocente", las ha matizado incluso en sede parlamentaria, pero con más tibieza que otra cosa.
No es extraño, por tanto, que ante un panorama político tan desalentador, haya formaciones como 'Podemos' que estén subiendo como la espuma en los sondeos electorales y que se estén convirtiendo en alternativa fiable para acceder a la Moncloa.