OPINIóN
Actualizado 15/11/2014
José Ramón Serrano Piedecasas

Rubén trabajó primero en una cerámica cercana al Puente de Vallecas. Duró una semana. Un lugar que aún hoy recuerda con pesadumbre. Tenadas inhóspitas y sucias. En una zona se amasaba el barro, en otra, una vieja máquina cortaba la cinta oscura en bloques rectangulares. Rubén los apilaba con sumo cuidado en una carretilla y a continuación depositaba su carga en otra zona donde se secaban a la intemperie. También le tocaba volver a acarrearlos hasta los hornos y de allí, una vez cocido el ladrillo, hasta los camiones. Dura labor que se prolongaba diez horas diarias. Un compañero entrado en años le mira las manos y dice: "vete de aquí muchacho este lugar es para los que ya no valemos para nada". Rubén mira interrogante a otro joven de mirada triste. "Ese -le señala con su mentón- esta huyendo de la justicia". Hacia las dos de la tarde el capataz hacía sonar una sirena. Una hora para echarse algo al coleto y dar una cabezada. Rubén hinca el diente a un bocadillo de tortilla. Mientras come, lee en la hoja de la Vanguardia que lo envuelve: "En la bella fábrica que glosamos los productores se bañan, juegan al baloncesto, leen buenos libros, se restauran en comedores graciosamente decorados? pero también trabajan de firme". (Día: jueves 3 de agosto de 1961. Lugar: la Olivetti en Barcelona). ¡Afortunados productores¡ Nunca conocidos como obreros. Término sospechoso en aquella época y aún en ésta. Aquí, ni siquiera se juega a las canicas, ni se lee, ni se toman duchas reconfortantes. Eso sí, se trabaja en firme y a destajo. En resumen, después de esas extenuantes jornadas miserablemente retribuidas, Rubén no podía con su alma. Así pues, sus manos limpias de callos, si bien llenas de ampollas, las traslada a otra fábrica. Yesería situada en las inmediaciones del Km.14 de la carretera que va de Madrid a Arganda del Rey. Decorados ya conocidos. Labor asignada: cargar camiones Pegaso, Bedford, Man, etc. de sacos de yeso. Treinta kilos cada bolsa. Dos mil trescientos kilos de tara y tres mil setecientos cincuenta de carga. Otros detalles laborales: un productor  lleva sobre sus lomos los sacos hasta la caja del camión y el otro productor los estiba. Sea dicho de paso, siempre resulta mas cómodo estar arriba que abajo. Luminosa idea.  Rubén solicita conducir uno de los camiones de la precaria fábrica.  Tiene el carnet de primera y conoce al dedillo el callejero (afirmación, esta última, relativamente falsa). Conciliábulo de sujetos no convocados por el interesado. A saber: capataz, conductor de uno de los camiones domésticos y viejo productor asimilado al sistema. El tribunal sonríe condescendiente. El conductor oficia de examinador. Mecánica: pregunta y respuesta correcta. Callejero: pregunta y respuesta correcta. Murmullos no exentos de sorpresa. El joven con gafas,  delgaducho y con pinta de escribiente aprueba el teórico. ¿Y el práctico? "A ver muchacho levanta por encima de tu cabeza esa rueda de repuesto" Inmensa, desaforada. Rubén se aferra a ella y?: "bailamos cachete con cachete?.aquello con aquello? lo de ella con lo de ello? lo tuyo con lo mío, con ritmo nos movemos"   Trastabilla, se tambalea, tropieza y se derrumba. Hasta ahí llegó. El tribunal levanta la sesión satisfecho. Rubén debe buscarse otra salida profesional. Para nuestra desgracia al día de hoy se repite esas mismas historias de explotación y de falta de humanidad. Sin embargo, no debemos perder la esperanza. Hacia las 17 horas del pasado miércoles la sonda Philae aterrizó en la superficie del cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko después de viajar por el Sistema Solar durante diez años tras recorrer una distancia de 510 millones de kilómetros. Un espléndido triunfo científico fruto de la cooperación y de la inteligencia humana.  

 

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