Debido a la escasez de subvenciones, los creadores, tienen que buscarse la vida apuntándose a concursos (que para más inri no son gratuitos) y pidiendo becas por doquier para poder costearse los estudios fuera de nuestras fronteras, ya que es en otros países donde estos compositores son más valorados.
Algunos de nuestros jóvenes compositores triunfan en otros países y dicen cosas como estas:
José Minguillón (Madrid, 1979) "la solución a nuestros problemas pasa inevitablemente por la producción propia".
Abel Paúl (Valladolid, 1984) "la composición tiene que ser vocacional porque supone un salto al vacío que no sabes dónde te llevará".
Por este y otros motivos es gratificante ver como hace unos días Jordi Savall (Barcelona, 1941) exitoso intérprete de viola da gamba, compositor, director de orquesta y musicólogo; especializado en música antigua, renunciaba al premio nacional de música 2014 por entender que el gobierno es "responsable [?] del dramático desinterés y de la grave incompetencia en la defensa y promoción del arte y sus creadores", terminando su carta con una reflexión de Dostoyevski en la que decía "la Belleza salvará al mundo, pero para ello es necesario poder vivir con dignidad y tener acceso a la Educación y a la Cultura". Gesto que le honra y que esperemos nos ayude a los creadores en el futuro.