OPINIóN
Actualizado 13/11/2014
Abel Sánchez

 Podría parecer que nos encontramos en una situación de calma tensa en materia de educación, que después de las grandes movilizaciones de las mareas verdes el curso ha empezado dentro de una cierta normalidad. Los implicados en la diaria labor educativa intentan adaptarse a una situación cada día más deteriorada, al límite del colapso al que están empujando los recortes.

                        El incendiario señor Wert, ministro de la antieducación, parece no estar contento así, quizás porque de esta forma no tiene a quien tachar de populista ni a quien hacer responsable de su penosa gestión. Como necesita estar echando continuamente leña al fuego encargado de destruir la educación pública, ahora se ha sacado de la manga un borrador de Real Decreto de Especialidades Docentes, con el que se pretende regular lo que pueden enseñar los profesores de ESO, bachillerato, FP y enseñanzas de idiomas.

                        Las pautas que se establecen en este borrador podrían formar parte de cualquier programa de humor, si no fuera porque estamos hablando de la educación de nuestros hijos. Pueden ustedes asomarse a la rueda de los disparates: los profesores de filosofía impartirán la nueva asignatura denominada "iniciación a la actividad emprendedora y empresarial"; yo siempre había visto a los filósofos como personas preocupadas por el pensamiento sobre temas elevados, un tanto despegados de lo material, y ahora resulta que tendrán que imbuir a los alumnos del espíritu capitalista del que quieren impregnar las aulas y la educación. Los profesores de idiomas podrán impartir también lengua castellana, a los de lengua se les podrá obligar a explicar geografía e historia, a estos economía, a los de matemáticas biología, tecnología o economía de empresa y así un largo etcétera; el remate se encuentra en la posibilidad de que cuando las necesidades del centro lo requieran cualquier profesor, sea cual sea su especialidad, pueda ser obligado a impartir cualquier asignatura.

                        El Real Decreto que se pretende implantar es una de las normas que van a desarrollar la malhadada Lomce, que según el ministro pretende conseguir una enseñanza de mayor calidad. Ya nada nos sorprende, estamos tan acostumbrados a la desvergüenza y a la doblez de este gobierno, que no nos sorprende que digan buscar la calidad dictando normas que deterioran esa calidad, que desaprovechan la capacidad de las personas y que faltan al respeto tanto a los profesores como a los alumnos. Al señor Wert solo le mueve el interés de degradar al máximo la educación pública para entregar el negocio de la educación privada a sus amigos y a la omnipotente iglesia católica.

                        ¡Qué panda de corruptos! Que largo se está haciendo el tiempo que falta para que los ciudadanos les quiten el poder y el gobierno.

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