OPINIóN
Actualizado 08/11/2014
José Antonio Mirón

El lunes día 3 tuvo lugar en Madrid la presentación pública de un interesante proyecto, la elaboración de seis libros blancos sobre recomendaciones, criterios y posibilidades docentes para diseños curriculares universitarios basados en la filosofía de  Diseño para Todas la Personas (DpTP). Idea patrocinada por la Conferencia de Rectores Universidades de España (CRUE) y la Fundación ONCE y cuyo objetivo es formar en competencias, conocimientos y habilidades, a los futuros médicos, abogados, psicólogos, trabajadores sociales, pedagogos y graduandos de administración y dirección de empresas para que en su futuro ejercicio profesional atiendan con calidad, efectividad y seguridad a todas las personas, incluidas las que tienen discapacidad y/o dependencia. Profesorado de la Universidad de Salamanca y de Valladolid han desarrollado el DpTP del grado de Medicina.

Este trabajo viene a cumplir con un principio fundacional de las Universidades, la universalidad. Se viene dedicando en estos últimos años esfuerzos financieros a componentes más bien accesorios y complementarios que no mejoran lo fundamental, la docencia y el proceso de enseñanza-aprendizaje. Su fin fundacional irrenunciable es ser formar profesionales para mejorar la Sociedad del Siglo XXI, la sociedad de las del conocimiento y del compromiso con las personas. El proceso de convergencia europeo, el denominado Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) ha constituido una oportunidad pérdida en éste y en otros aspectos, por muchas razones; pero fundamentalmente por la falta de criterios esenciales en la planificación y programación docente que han servido más al entramado de intereses  espúreos que al objetivo de la enseñanza universitaria:la formación competente y de calidad del estudiante que quiere ser un buen profesional.

La relevancia social de este proyecto viene dada porque los profesionales de las próximas décadas tratarán a personas con discapacidad de manera más efectiva y ética y en su labor profesional fomentarán la sensibilidad y el compromiso social, lo que conllevará a su vez una movilización de recursos para la mejora de la integración social y la calidad de vida de las personas más vulnerables y más necesitadas de la Sociedad. Además, la formación del Grado supone la estructura básica, los pilares del edificio formativo de cualquier profesional, que al estar bien estructurado y es sólido en términos de valores y competencias garantizará el buen desarrollo profesional.

En la Sociedad actual no se puede justificar la falta de formación de los profesionales de la Medicina o de cualquier otro Grado formativo de profesionales que atienda a personas, que no se les capacite para atender a todas las personas y, menos aún dada la prevalencia de personas con discapacidad en la Sociedad actual, según la OMS es del 9% de la población mundial. En España, según la última encuesta publicada a raíz de la denominada Ley de Dependencia sobre Discapacidad, Autonomía y Dependencia es del 8,5%.

Recientemente la Convención Internacional sobre Discapacidad elaborada por Naciones Unidas y publicada en 2006, viene a llamar la atención sobre el cumplimento de los Derechos Humanos en las personas con discapacidad y le otorga, como a todas las personas, capacidad jurídica y autonomía de decisión.

Por otra parte, la ética profesional de mínimos obliga a los profesionales de la Medicina, en primer lugar a no provocar daño (Primun Non Nocere de Hipócrates), principio de no maleficiencia y también a tratar a todos por igual, principio de equidad. El nivel de máximos obliga a preservar el principio de autonomía en la decisiones de las personas, incluidas las personas con discapacidad a través del consentimiento informado y por último el principio de beneficiencia, que conlleva  procurar beneficios y mejorar su Salud y su Calidad de Vida relacionada con la Salud.

Por último, como vengo sosteniendo en estas columnas la Salud es un recurso para la Vida y ésta es si cabe más importante en aquellas personas que tienen y conviven con una discapacidad, incapacidad o desventaja. Por tanto, formar a los futuros médicos con el Diseño para Todas las Personas puede tener un gran impacto sanitario para todos.

 

JAMCA

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