OPINIóN
Actualizado 07/11/2014

  La V carrera solidaria de los 1.000 pasos celebrada este domingo 2 de noviembre tiene ángeles.

  No voy a nombrarlos, evitamos rubores innecesarios, pero como en el cuento (estoy con Alberto López columnista del día jueves), repito, como en el cuento que me leyó anoche mi pequeño de 5 años, "El gigante invisible", hay personas que aunque no se vea su obra, perciben en el impulso del viento las palabras viajeras que les nombran.

  Durante estos días de inscripciones de la Carrera, cada persona voluntaria con su turno ha derrochado simpatía y saber estar, representando a cada uno de los participantes, familias, amigos y voluntarios de Aviva.

  Es un orgullo compartir pulseras, cordones, ordenadores, erratas, un sorbo de agua y su tiempo, !qué hermosa palabra cuando es bien aprovechada!. Las personas voluntarias vienen de París, tienen turno de tarde o mañana en Universidad, tiempo para la carrera incluso antes que para uno mismo.

  Son personas voluntarias que comparten programas y actuaciones con los niños, jóvenes y adultos que participan en Aviva, creo sinceramente que este es el secreto de su "contrato a tiempo eterno", son las columnas de la ciudad de nuestros sueños que unen las cinco letras de nuestro nombre.

  A V I V A

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