OPINIóN
Actualizado 06/11/2014
Manuel Rodríguez García Marogar

Entrené muchos años a jugadores infantiles y juveniles, personas en desarrollo, leales con sus superiores, ávidos de enseñanzas prácticas, remisos a normas de alimentación, de vida, poco dedicados a tareas que no saben muy bien sus consecuencias? Eran niños grandes, sujetos a caprichos, los mecanismos motivacionales no eran fáciles para encaminarlos por la vía del esfuerzo, o de la dedicación, o del compañerismo desinteresado? Recuerdo algunas anécdotas y personajes entrañables como el caso de Ramón "El Negro"?

Jugábamos en cierta ocasión contra el Arsenal, en juveniles, y en el equipo contrario había un delantero centro muy fuerte y aguerrido, acometedor, apuntándoles las cualidades goleadoras de Simón: ¡"El 9 es un delantero "tanque", cuidado con él?!" En un momento del partido íbamos a tirar un córner y oí a Ramón, con su voz fuerte y hueca a su compañero en el centro de la defensa: "¡Pater, yo voy al remate; marca tú al TANQUE?!". De repente, Simón no sé muy bien lo que entendería y se fue hacia los dos con agresividad, gruñéndoles y espetándoles casi con lloros: "¡Cagüen diez, encima me puteais?!". Yo había visto todo el pasaje y me reía en la banda, ellos me miraban sorprendidos y, entre miedos y risas, casi acabamos revolcados en el suelo? Al fin y al cabo nadie tuvo mala intención de insultar pero estos malentendidos ocurrieron con toda la inocencia?

Era Ramón un chaval de cabeza muy despejada, "amueblada" se dice ahora, con ascendiente sobre sus compañeros, con criterio y dialogante, capaz de hablar de lo divino y de lo humano con solo 18 años, no me extrañó que estudiase "matemáticas puras". Tampoco era de los mejores futbolistas que yo entrené pero sí que fue una de las personas más íntegras y con formación humanista al que yo siempre valoré mucho. Todavía recuerdo aquella noche que la plantilla del Salmantino, Tercera División, celebraba la clasificación en segundo lugar que nos dio derecho a competir para ascender a Segunda B. Hubo discursos, de directivos y entrenador, pero Ramón "El Negro" también quiso hablar. De pronto, recriminó a los directivos su poca dedicación al equipo y los pocos medios que nos habían dedicado durante la temporada?Ramón mantuvo firmeza, con discurso coherente y determinado, sin dudas y por derecho? Algunos querían esconderse debajo de las mesas? A la temporada siguiente, Ramón recibió "la carta de libertad" como reconocimiento al ejercicio de su plena libertad de expresión? Desconozco el paradero actual de Ramón, ya me gustaría abrazarle, pero personajes así revitalizan los ambientes gregarios donde todos se conforman con su sino?

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