De poco sirven las palabras sino se da ejemplo con los hechos.
La política actual es de mucha palabrería y hechos, a veces, lamentables.
En determinados estamentos se espera ejemplaridad por parte de nuestros representantes y cuando surgen determinadas situaciones el escándalo es mayor.
Será conveniente mirar nuestro grado de responsabilidad al depositar nuestra confianza en quién no se la merece.
Estamos acostumbrados, en nuestra sociedad, a no cumplir la ley pareciéndonos lo más natural; ejemplos podríamos poner a montones sin que nos escandalicemos por ello lo más mínimo. Al hacernos determinadas facturas preguntar con IVA o sin IVA, al escriturar alguna compra o venta en el notario hacerlo por menor cuantía del precio real, y, así podríamos seguir con el actuar de muchos españoles, sin ver el grado de culpabilidad de quienes tales actos realizan.
Sucede lo mismo que en tiempo de Cristo cuando pretendían lapidar a una adultera y Jesús les dijo "el que esté libre de pecado que tire la primera piedra" y todos se fueron marchando sin tirar ni una china.
Hoy la indignación es grande por determinados comportamientos escandalosos, pero será conveniente que aprendamos de lo que ha sucedido y busquemos el poner remedio para que no vuelva a suceder. No sirven planteamientos simplistas o infantiles. Para tener una democracia real y limpia, hay que poner los medios para que cada uno de los tres poderes sea independiente y en España la independencia del Poder Judicial deja mucho que desear.
Con todos nuestros defectos, somos un gran pueblo y debemos tener confianza en nosotros para saber salir del bache que atravesamos.