OPINIóN
Actualizado 05/11/2014
Andrés Barés

Todos los días los periódicos y el papel cuché nos regalan fotos y portadas de parejas de éxito que se casan y se descasan, que se juntan o arrejuntan al cabo de poco tiempo. Nos podemos preguntar a que se debe dicho fenómeno. Antes el dinero se ennoblecía con algún título, cosa que sigue dándose hoy en día, aunque en el caso de algunas parejas acaban los dos en la cárcel, claro que el dinero y las parejas de hoy en día tienen menos de noble que tiempos atrás...

Hay una verdad difícil de discutir que desde los tiempos de la prehistoria los hombres poderosos, hoy los podríamos llamar también de éxito, suelen ser muy interesantes para la parte contraria. No sólo por lo que atesoren económicamente, y lo que representen, sino por cómo son, por lo que hacen, por sus sueños y aspiraciones. No son algo con lo que una mujer se encuentre todos los días. No se trataría de buscar o desear una dependencia ni subordinación, sino de un aspecto fundamental en el amor como es la admiración hacia la pareja. Normalmente éstos, son hombres de carácter fuerte e inteligentes a los que nadie les ha regalado nada, y que, han llegado a donde han llegado por su propio esfuerzo. No hay nada más atávico que esta atracción, e incluso al revés para los hombres.

Desde la madrugada de la humanidad, las mujeres han buscado al líder de la manada para que las proteja, las cuide, les procure estabilidad de futuro y emocional para criar a la descendencia, al menos al principio de la relación. Los hombres también buscan esas cualidades no lo olvidemos, y cuando se encuentran por ambas partes se forman parejas estables y duraderas. Unas creen ver al líder en la belleza, otras en la fortaleza física, o en la juventud. Pero también hay mujeres que se acercan a los hombres de éxito o poderosos buscando fortuna y fama, o poder en el sentido más agresivo de la palabra. Otras van más allá, buscan en ellos la inteligencia, un talento y una voluntad que se haya trazado sus metas y las haya logrado. Patrimonio que de seguro heredará su descendencia. Más allá del cálculo, es la simple y siempre menospreciada admiración intelectual.

Los hombres, en su mayoría según un estereotipo tradicionalmente aceptado, suelen sentirse amenazados por las mujeres de éxito por unas razones discutibles y que dan para otro artículo. Por contra, ellas parece que se enamoran del conjunto, de la persona y sus circunstancias. Los hombres de éxito o poderosos aunque fascinantes para algunas mujeres suelen tener sus defectos, y normalmente muchos. Tienden a la soberbia, a la impaciencia, a la complacencia con ellos mismos, y regalan poco tiempo a sus familias. Pero en este mundo de la uniformidad impuesta desde y por abajo, los hombres de éxito o poderosos, tienen algo que les distingue, además de los oropeles, como son conocimientos, experiencias, y como es la visión, y la capacidad de cambiar las cosas, y de influir en la historia. Ofrecen un mejor pasar, en teoría, por la vida.

Recurriendo a la máxima del poeta podemos pensar para resumir que muchas tienen presente el "que rápido pasa la vida cuando vivimos, y lo lento que transcurre el tiempo cuando sobrevivimos". Al final sólo existen dos días al año en que no se puede hacer nada: uno se llama ayer y otro mañana. Por lo tanto hoy es el día ideal para amar, crecer, hacer y, principalmente vivir.

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