Hoy estas letras van dedicadas a ti, Riqui, en nombre de todas las personas que nos hemos cruzado en tu vida y a quienes has impregnado de tu genuina manera de ser.
Todo el mundo debería tener un Riqui en sus vidas, si otras personas escribieran sobre ti, seguramente, con otras palabras dirían lo mismo.
A veces, rayas la locura, eres un indomable ser maravilloso, a cada trastada mayor cariño, nunca te vi serio porque en tu ser desterraste la palabra tristeza, eres un Lancelot moderno con maneras pasadas, un caballero en toda regla. El amigo perfecto.
Tu felicidad es un camino y una cantimplora, un andar cansino y un álbum de ideas garabateadas que moldeas con la bizarría de quien sabe y quiere enseñar.
Me gusta verte trabajar con los niños del Campus Vicente del Bosque, con los alumnos de los colegios y con los participantes en Aviva, posees magnetismo, embaucas con bondad y te quedas. Vivir cerca de ti es vivir en ti, cálido, tierno, humilde, palabra atenta y gesto amable todo en uno.
Sabemos que no hay consuelo ante la pérdida de un ser querido, y sabemos que encontrarás la fórmula para que la familia siga unida mirando hacia adelante respetando la admiración y el recuerdo.
Querido Ricardo Corazón, quizá no sepas lo bien que nos viene a todos tu soplo de aire fresco.
Simplemente, te queremos.