OPINIóN
Actualizado 29/10/2014

       

Ciudadanía social podría entenderse como: "El derecho del individuo residente a tener derechos, así como obligaciones". Entendemos por residente aquella persona a la que en su comunidad se le reconocen y protegen, no sólo los derechos civiles y políticos, sino también los económicos, sociales y culturales.

España según reza el Artículo 1 de nuestra vigente constitución de 1978, se constituye como un Estado social y democrático de Derecho. Se deriva de esto que el Estado está obligado a tratar a sus miembros como "ciudadanos sociales", necesitados de libre expresión, asociación, conciencia y participación, pero más, si cabe, de alimento, vestido, vivienda, trabajo y cuidado. Sin embargo, con el desarrollo de los acontecimientos recientes, hemos llegado a un punto en el que me pregunto si es más importante tener libertad o que ésta tenga un valor añadido. Me explico.

Por todos es sabido que la libertad de un individuo que pertenece a una capa social acomodada varía con respecto a la de una persona que se encuentra en situación de desempleo y necesidad. Si bien ambos tienen libertad para realizar tantas ocupaciones o actividades como quieran, la libertad del primero es mayor al tener una capacidad adquisitiva que le permite realizar un abanico de tareas a las que nunca podrá acceder el segundo. Tomemos éste como un ejemplo particular en el marco de un país.

Ahora, reflexionemos sobre un ejemplo global que nos afecta a todos; el Estado. En los últimos años, estos asuntos o "exigencias" antedichas, se están convirtiendo en algo cuestionable. El modelo de Estado del Bienestar está siendo puesto en tela de juicio continuamente. Esto es peligroso para la "ciudadanía social", ya que se desarrolla en el marco de este tipo de Estado y si este desaparece, con él arrastrará todas las exigencias que contiene la "ciudadanía social". La cuestión es que algunas personas se han convertido en ciudadanos pasivos, que consideran al Estado como aquel ente que soluciona todos los problemas. La solución no radica en eso, sino en que todos asumamos que al igual que somos titulares de unos derechos, también tenemos responsabilidades que debemos cubrir nosotros mismos, no el Estado. De esta forma, pasaríamos de una "ciudadanía social" pasiva a una "ciudadanía social" activa, en la que la cultura del subsidiado, fuera sustituida por la del compromiso y la cooperación. Cambio del "bienestar" pasivo por el "bienhacer" activo.

La aparición del término "ciudadanía social" data de mediados del Siglo XX. Fue acuñada por Thomas Humphrey Marshall dentro del contexto de un esquema de fases que han conducido al establecimiento de la plena ciudadanía. Los titulares de ella son todos aquellos ciudadanos que viven en sociedad y desarrollan su historia personal en comunidad. Ha sido catalogada como una conquista de la clase trabajadora.

Sería triste que, tras lograr la conquista de unos derechos difíciles de conseguir, no seamos capaces de defenderlos y los perdamos. Sería un retroceso en la consecución de la verdadera "ciudadanía social".

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