OPINIóN
Actualizado 27/10/2014
Francisco Iglesias

El paso de los años no es en balde para ningún mortal, pero estarán de acuerdo conmigo en que en los últimos años hemos asistido a un "rejuvenecimiento de la vejez", los mayores de ahora poco tienen que ver con los de hace 50 años, hoy en día se vive más y en mejores condiciones.

Es cierto que con la ganancia de edad se van perdiendo algunas facultades, pero también es cierto que el deterioro físico y mental, no sólo no van al mismo ritmo, sino que existen aspectos del pensamiento y emocionales que mejoran con el paso de los años llegando a su plenitud en los últimos años de vida.

"El Quijote" es fruto de un Cervantes de más de 50 años, "El Gernica" de un Picasso de 60, Ana María Matute, fallecida recientemente, estaba escribiendo su última novela a sus 88 años, y podría segir poniendo ejemplos de virtuosismo en personas mayores

Sin embargo el estereotipo clásico de la vejez convierte a los adultos mayores en personas dependientes, aun no siéndolas, identificando los achaques físicos a la incapacidad física, y lo que en mi opinión es aún peor, a la incapacidad de seguir tomando decisiones, así los hijos de las personas mayores en lugar de cuidarlos los sobreprotegen, sobreprotección que aumenta a pasos agigantados el declive de la persona mayor, de la misma manera que ocurre con los padres y madres sobreprotectores que inhabilatan a sus hijos pequeños, frenando su desarrollo físico, social, emocional,?

Lo peligroso es que esta sobreprotección se asuma como lo correcto, como lo que un buen hijo tiene que hacer, asunción que se da en ocasiones por parte de los hijos y por parte de los padres mayores como consecuencia de una imagen obsoleta de la vejez.

Todo esto llega a ocasionar desencuentros en las familias, entre padres e hijos, entre hermanos y otros familiares, y en esos desencuentros la mediación favorece la capacidad de decisión de los adultos mayores, para facilitar que puedan seguir decidiendo, seguir siendo los protagonistas de sus vidas y que eso no genere rupturas familiares, preservando las relaciones que más estabilidad nos ofrecen a las personas.

La mediación es un manera pacífica de resolver conflictos que utilizada en situaciones de familia favorece la capacidad de decisión de las partes implicadas, el equilibrio en los resultados y la satisfacción a largo plazo con la puesta en marcha de las soluciones pactadas entre todos, en la que todos se ven representados, porque todos son tenidos en cuenta. 

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