La tendencia humana es, con demasiada frecuencia, cargar las culpas a otro y no asumir la propia. Está pasando en este episodio negro del Ébola. Entre corporativismos y evasivas, algunos están tratando de no asumir y reconocer la responsabilidad que les corresponde y buscan excusas no siempre admisibles y acertadas.
La Ministra de Sanidad, el Consejero de Sanidad de Madrid y demás autoridades sanitarias tienen responsabilidades en la gestión de la crisis y deberán responder de ellas, asumir los fallos, poner remedio y luego marcharse, si procede, que en algún caso concreto procede.
Es muy duro atribuir a la propia enferma fallos en el protocolo. Bastante tiene con lo suyo y ha sido generosa al prestarse voluntaria para atender a los misioneros enfermos. Ojalá su generosidad sea premiada con la curación y el pleno restablecimiento. Pero? ¿ a que tenía que haber sido más cauta cuando acudió a su médico de cabecera, a la peluquería, cuando la ambulancia la recogió en casa?.? De eso sólo es responsable ella y mentalizada tenía que estar y saber los riesgos. Ha dejado una estela de miedo por donde ha pasado, sin avisar de nada, que Dios quiera que se quede en miedo y no en contagio.
El Dr. José Manuel Parra, que la atendió en urgencias de Alcorcón, se ha presentado voluntario en el Hospital Carlos III, para su ingreso y control por si ha sido contagiado. Su "puesta pública en escena" no ha podido ser más desafortunada e irresponsable para ser médico: acude en transporte público y antes de entrar en el hospital se presta a hacer declaraciones a los periodista allí apostados. Escupìendo a decenas de micrófonos, se queja de que las mangas del traje de protección le quedaban cortas y otras lindezas, para demostrar que el protocolo se les va de la cabeza, según en qué momentos y los culpables son los políticos. Vale, majete. Sigue asomado a la ventana y ten paciencia que te quedan quince días de "arresto", con el firme y sincero deseo de que no estés contagiado.
Los dos periodistas de EL Pais ( qué cruz ) se cuelan en la "planta prohibida" y alardean de haber burlado al vigilante. ¿ Y qué .? ¿ Qué buscaban allí, qué quieren demostrar, a dónde quieren llegar? ¿ A qué estamos jugando unos y otros? De verdad, qué pena!
Mariló Montero es ese personaje "bufo" de la tele que, casi a diario, deja muestras de su incompetencia ( ¡ de la que te libraste, Carlos Herrera! ) y mal gusto muchas veces. Ha ofrecido a sus teleespectadores un "master acelerado" de cómo no se debe poner y quitar el traje de protección. ¿Y no van a quitar de en medio a esta mujer y asignarle otros menesteres invisibles?
La oportunidad que ofrecen los medios de comunicación de todo tipo para opinar, deja evidentes muestras del retorcido pensamiento y mala baba de no pocos. Escuché en una radio a un oyente que se preguntaba por qué los dos misioneros enfermos no fueron llevados al Vaticano y que la Iglesia se hubiera hecho cargo de ellos. Estamos llegando lejos en el resquemor y el odio por todo lo que suene a curas y monjas. ¡ Ya está bien! El R.D. 519/2006 de 28 de abril que hace público el Estatuto del Cooperante ( y los dos religiosos de San Juan de Dios tenían rango de cooperantes ), en su Artículo 10, sobre derechos de los cooperantes, en su apartado 1e, dice que: "Tendrán derecho a la repatriación en caso de accidente, enfermedad grave, fallecimiento, catástrofe o conflicto bélico en el país o territorio de destino". Estos dos misioneros-sacerdotes-médicos eran españoles y punto. Y su destino para curarse o morir era España.
A ver si los periodistas nos dan un ejemplo de sensatez, dejan de buscar "exclusivas" en un tema tan serio, colaboran con información oportuna y veraz para que se mantenga la calma social y no se precipitan en anunciar muertes cuando no se han producido todavía. Todos responsables en la parcela que nos toca, no sólo los políticos. A ver si puede ser.