OPINIóN
Actualizado 13/10/2014
Jotamar

La una, en la avenida de Portugal el domingo 12 de octubre, día de la Fiesta Nacional. Descarga un aguacero importante durante unos minutos, a las nueve y treinta de la mañana, y desde el cruce con María Auxiliadora se acerca una máquina barredora, moviendo los redondos cepillos en busca de esas hojas del árbol caídas que  juguetes del viento son, y soltando sus chorros de agua sobre los charcos. Desde el puesto de mando, el conductor con cara de pocos amigos se limita a hacer lo que le han ordenado, los que está escrito en su parte de trabajo, pero consciente de la inutilidad de su tarea; las pocas hojas de este otoño incipiente permanecen pegadas en la calzada y, con la lluvia de toda la noche, hace tiempo que el polvo acumulado desapareció. Órdenes y partes de trabajo dictados desde un despacho muchas horas antes, sin tener en cuenta el estado de los cielos e importándoles muy poco un gasto más que inútil.
 

La segunda en la prensa local, que habla de la bella localidad de Béjar y de un invento, Premysa, de un ministro socialista que fue, donde se derrochó un montón de millones y que se vino a pique como barco a la deriva, a la ruina, dejando un agujero de casi medio millón de euros. Se vendió como una brillante idea surgida de otro invento, la Fundación Ideas, 'inventada' para mayor gloria de sus inventores, y en el que tuvieron asiento y mandaron los afines y simpatizantes de sus promotores. Otra más a unirse a la larga lista de despropósitos económicos que en este país han sido a lo largo de los últimos años, financiación de partidos, rescates bancarios, bankias, tarjetas oscuras y demás latrocinios.

La tercera, la de un partido político venido a menos que a falta de mejores iniciativas, de importancia para los ciudadanos, para nuestro futuro y para encontrar la lejana salida del túnel en el que nos encontramos, se va a los juzgados y mueve Roma con Santiago para que retiren de la Plaza Mayor, la más hermosa de todas las plazas, el medallón que con ordeno y mando, y con poco gusto artístico, esculpieron del dictador que nos gobernó cuatro lustros. Es perder el tiempo en simplezas, dedicar esfuerzos a una cuestión que le tiene sin cuidado al noventa por ciento de los salmantinos; que si lo retiran no les da ni frío ni calor y si deciden dejarlo, igualmente. Si a la Memoria Histórica apelamos, ¿cuántos medallones habría que retirar?

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