OPINIóN
Actualizado 12/10/2014
Álvaro García Velázquez

Queridos lectores y lectoras, hoy estreno columna semanal en este medio y lo haré de la mejor manera que sé: dando caña. Para empezar haré una contraposición entre el Rey Canuto II y nuestro Ilustrísimo Señor Alcalde, Alfonso Fernández Mañueco.

Canuto II fue un rey vikingo de Inglaterra y Dinamarca, aclamado en su séquito por su sabiduría y su capacidad legislativa. Eran tales sus alabanzas que los bardos cantaban: "Gran rey Canuto, que gobierna nuestra tierra, a quien el sol, la luna y las estrellas obedecen." Canuto II, pleno conocedor de que gobernar y tener el poder no eran lo mismo, se dispuso a dar una lección a sus cortesanos promulgando una ley para controlar las mareas. Reunió a sus súbditos frente a la playa para hacer ejecutar la ley, para lo cual sumergió sus pies en el mar, dejó la corona en el suelo y alzando la mano dijo a las mareas que se detuviesen, claro está con resultado negativo y haciendo retirarse al rey cuando el agua subía al nivel de las rodillas. La Corte aprendió la lección y entendió que sin el poder, gobernar sirve de poco.

El caso de Alfonso Fernández Mañueco y su "Corte" es todo lo contrario, haciendo de las Instituciones su propiedad y gobernando de espaldas a la ciudadanía. La nómina de agravios es interminable: el caso Malotas, McDonald´s, construcción del Corte Inglés y el Vialia, Pesquera de Tejares, Parking de Comuneros y ahora de Garrido...

Siguen y siguen, una tras otra, inconscientes de que el poder de las mareas, o en este caso, haciendo un símil, el poder de la ciudadanía organizándose, es imparable. Y yo que me alegro.

Álvaro García Velázquez, Coordinador Local de IU Salamanca.

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